LOS NIÑOS PIDEN POMADA

El Real Zaragoza remonta al Fuenlabrada tras el descanso, a lomos de unos excelsos Azón y Puche, para sumar un cuarto triunfo consecutivo e insistir en su desatada persecución al sexto clasificado. Álvaro, dos asistencias

🐾 Javier Hernández (@SepiaHdez)

📷 Alfonso Reyes (@Futbolgrafo)

Que nadie se pida vacaciones la primera quincena de junio, porque quizá tengamos trabajo. Los imposibles sólo están al alcance de los valientes y el Real Zaragoza, impulsado de nuevo por sus irreductibles canteranos, demostró que le sobra audacia en esta esquina de la temporada, incluso para remontar un marcador en contra al descanso y firmar su primer póker consecutivo de triunfos desde 2018. Las dos veces que lo ha logrado en esta década en Segunda, con Popovic y con Natxo, en ambas terminó jugando el playoff… No diremos que este equipo vaya a conseguirlo, pero admitamos que se han ganado el beneficio de la duda y que cada vez parece más evidente que lo van a pelear hasta el final. Y con ellos, una Romareda emocionada y emocionante, que vuelve a latir con la pasión de las mejores noches.

Al escepticismo se le derrota insistiendo. Sólo seguir venciendo doblará el antebrazo de quienes -a falta de once jornadas- aún no se sienten salvados -13 puntos ya sobre el descenso…- y, al mismo tiempo, creen que alcanzar al sexto -cuatro puntos y un partido de desventaja- supondrá un esfuerzo sobrehumano. Todos hemos sufrido mucho las dos últimas temporadas y es natural no fiarnos ni de nuestra sombra, pero únicamente quien sueña está en disposición de ir más allá de lo establecido. Hace tres semanas y media nos preguntábamos quién podría ser el sustituto de JIM en caso de caer contra el Las Palmas… Cuatro triunfos después, nos pondremos delante del televisor para animar al conjunto canario contra el Girona. Globo remonta a aguja. La pomada era esto.

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Hay rivales que dan un escalofrío cuando te acercas a ellos y obligan a entrar en el estadio lanzando un puñado de sal por encima del hombro. No importaba que ambos equipos se cruzaran en momentos opuestos, el peor suyo y el mejor nuestro. Una derrota lo cambiaba todo: resucitaba al Fuenlabrada, potenciando el poderoso efecto de Sandoval, y nos condenaba a una recta final de espinas sin rosas, con una salvación aún por certificar y un desánimo lacerante por no haber podido ni siquiera dedicarnos esta ilusión final. El cuarto de hora del descanso no fue nuestro mejor rato del día, admitámoslo, pero la segunda mitad no pudo ser más orgullosa y feliz.

Al Juego del Sepia no hay que reconocerle tanto su pleno de aciertos -en un once que admitía muy pocas alternativas- como que intuyó que JIM, sin el lesionado Francho, apostaría por un 4231 en lugar del 4141. Grau y Petrovic formaron un doble pivote creciente -con el valenciano mucho mejor de inicio y el serbio dominando la escena tras el descanso-, afilado por delante por un Eugeni que pasó de puntillas por la primera mitad y no paró de coleccionar lujos durante la segunda, hasta que la musculatura le dijo basta a los 80 minutos de juego.

Bermejo, acaso el más incisivo en una destemplada primera parte, calibró el disparo con su pierna buena, para terminar -unos minutos despues y desde el otro pico del área- descerrajando un balazo cruzado con su bota derecha que Morro despejó con todos los apuros. Jair cazó el rechace con la puntera y Pulido, bajo palos, evitó un gol que ya se cantaba. Tachi se sumó a la moda de su compañero y cinco minutos más tarde, también con el portero visitante ya superado, se interpuso en última instancia entre el fondo de su portería y un remate a quemarropa de Francés.

La presión muy arriba del Fuenlabrada -541 cuando replegaba y 442, con Pedro León como segundo delantero, en la salida de balón del rival- incomodaba a un Real Zaragoza, demasiado propenso al balón largo, pero que ya había sido capaz de acumular dos ocasiones más que claras. Cuando más aceitado parecía el juego aragonés, llegó uno de esos golpes inesperados que tantas veces nos han dado en los últimos años. Pedro León pone en el área una falta situada frente al banquillo de su equipo, Pulido y Grau la luchan y la prolongación encuentra la imprevista sien izquierda de Jair, para desviar completamente su trayectoria y entrar por donde Cristian nunca pudo imaginar.

El gol nos agitó todos los fantasmas de esta durísima temporada: el desgraciado gol en contra de Gámez contra el Cartagena, en la tercera jornada, o la muy desafortunada cesión de Nieto a Cristian contra el Leganés -el único precedente de jugar después de tres triunfos consecutivos-. No le sentó bien el gol en contra al Real Zaragoza. Petrovic perdió un balón en la frontal, Francés acudió con el extintor de inmediato y el serbio tuvo una curiosa manera de agradecérselo, tropezando su rodilla con la nuca del canterano. El árbitro, de criterio algo desconcertante durante toda la noche, prefirió no parar el juego pese a los indisimulables aspavientos de dolor del aragones y la acción se fue envenenando hasta que hubo un conato de trifulca entre varios futbolistas, saldado con amarilla para Ontiveros y Narváez, quien pasa a estar apercibido -junto a Chavarría, Lluis López y Borja Sainz-.

El colombiano regresó a una transparencia de la que había salido en los últimos encuentros. No fue el único, es cierto, ya que el Real Zaragoza sufrió una parálisis excesiva por delante del balón durante la primera mitad, a excepción de unos burbujeantes minutos previos al único gol del Fuenlabrada. JIM no quiso esperar más y resolvió un doble cambio al descanso, que tuvo un efecto inmediato. Azón y Giménez sustituyeron a Narváez y a Sabin, situándose el canterano en banda izquierda y juntándose en una doble punta cuando la jugada progresaba por banda derecha.

Giménez ganaba todas de espalda y permitía que las jugadas progresasen a partir de sus conquistas, mientras Azón seguía donde lo dejó el viernes anterior. El canterano vive en trance y, mientras su inspiración dure, debería pasar el mayor número de minutos posible sobre el terreno de juego. El Real Zaragoza necesitaba empatar rápido para que la navaja suiza de recursos poco edificantes del Fuenla no estrangulara la segunda mitad -Iribas ya se sentó para pedir el cambio en el 49- y para que no nos llevara a la histeria colectiva. Y se hizo. Muy rápido. Aunque se pudo marcar antes. Francés filtra un balón entre líneas, que Bermejo prolonga con los dedos mayores y Eugeni conduce hasta soltar un latigazo desde la frontal. Quizá un desmarque al espacio de Álvaro le habría limpiado más el panorama.

La Romareda se declaró creyente contra el Almería y volvió a hacerlo después de esta estampida de su equipo. Chavarría, un puñal durante toda la segunda parte, llega a línea de fondo, Álvaro devuelve al área pequeña su centro al segundo palo y Azón le madruga la ventaja a Sotillos para rematar de costado y gritar un empate con aroma a remontada, con casi 40 minutos por delante. Apenas un momento después llegó un cuadro de Velázquez: Bermejo, Álvaro y Eugeni combinan al primer toque, para que Valderrama ingrese en el área, vaya sorteándo rivales saliendo hacia su izquierda, no se anime con la zurda y ensaye una rabona desde el punto de pènalti, que sacó varios ojos de sus órbitas… Un defensa visitante, por tercera vez, evitó el gol, aunque el árbitro lo anuló por un presunto fuera de juego que no pareció nada claro en la repetición. El zaragocismo, por un instante, retrocedió tres o cuatro décadas en el tiempo.

Sandoval trato de aplicar un torniquete en forma de triple cambio y JIM quiso proteger el renqueante gemelo de Grau, dando entrada a Puche y situando a Bermejo en un improbable doble pivote con Petrovic. Puche salió con veneno en el colmillo. Después de que Chavarría cruzase en exceso un disparo con la zurda en la frontal -tras una magnífica conducción-, lo probó desde unas coordenadas casi idénticas. Apenas fue un primer aviso. Chavarría y Álvaro parecieron repetir la acción del primer gol, pero aquí Giménez la devuelve al punto de penalti, para que Puche cabecease a contrapie y el balón entrase cerca de la escuadra izquierda de Morro. Dos a uno. La grada explotaba.

Quedaba aún un cuarto de hora, pero el Real Zaragoza consiguió que pasara entre poco y nada. Eugeni pronto se sentó y dijo que hasta aquí había llegado. Salió Vada, cambio natural, aunque quizá el partido le parecía pedir un esfuerzo de diez minutos a Zapater o reforzar la zaga con Lluis López, una vez Adrián había salido ya al campo. Vada estuvo más que bien y Lluis terminó ingresando por Bermejo, mientras La Romareda se puso al día con el esforzadísimo mediapunta y lo despidió en pie. Disfrutemos de una nueva noche a cuatro puntos del sexto y confiemos en que la jornada nos siga sonriendo. El león siempre vuelve, quizá lo haya hecho a tiempo para que sigamos trabajando a mediados de junio.

REAL ZARAGOZA. Cristian Álvarez; Gámez, Francés, Jair, Chavarría; Petrovic, Grau (Puche, 66), Eugeni (Vada, 80); Bermejo (Lluís López, 87), Narváez (Álvaro Giménez, 46); y Sabin Merino (Azón, 46).

FUENLABRADA. Morro; Iribas (Gozzi, 51), Sotillos (Agu, 64) Tachi (Adrián González, 77), Pulido, Pol Valentín; Diéguez, Cristóbal, Pedro León, Ontiveros (Anderson, 64); y Bouldini (Zozulia, 64).

ÁRBITRO: Prieto Iglesias (Comité Navarro). Amonestó a Bouldini (26), Pedro León (29), Narvaez (36), Ontiveros (36), Sotillos (52), Diéguez (84), Sandoval (85) y Francés (86)

GOLES: 0-1, min. 32: Jair, en propia puerta. 1-1, min. 53: Azón. 2-1, min. 74: Puche.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la trigésimo primera jornada de Liga, disputado en La Romareda. 16.000 espectadores.

7 comentarios en “Jornada 31. RZARAGOZA 2-1 FUENLABRADA. Los niños piden pomada”

  1. Miguel Domingo Tolón

    Ojala seguir trabajando en junio, los chavales se han ganado nuestro apoyo. Emociona vivir ambientes como el de la segunda parte en nuestra querida y vieja Romareda, te hacen rejuvenecer unos cuanto años.

  2. Manuel Esteban López Lapuente

    Emocionante, animosa y rutilante crónica, Javi.

    Partido complicado que cambió para bien con la «aparición» de jóvenes veteranos y veteranos rejuvenecidos.

    Volvió la sonrisa de Cristian, tras cada uno de los goles, a ocupar el lugar de la tensa preocupación de la primera parte. Petrovic con sus movimientos lentos e imprecisos cuando algo chirría (nuestra salida de balón desde la defensa, o el balón no circula por sus dominios cuando ataca el contrario), apareció como refuerzo defensivo, primera fuerza de choque cuando el Fuenlabrada lo intentaba (sin éxito) por el centro, y poso de veteranía y «calma en la tormenta» cuando el 2-1 requería saber aplicar al Fuenlabrada «su propia medicina». Jair se recuperó anímicamente tras el gol en propia (él no quería) con las ayudas de Francés y Petrovic, y el mejor reparto de funciones y espacios con la salida de Lluis López, ante el arreón final a la desesperada de los de Sandoval.

    El renovado aire y el contagioso ímpetu de la segunda mitad con un acertado ramillete de cambios, bien por motivos físicos, bien por razones técnicas, incluso para mejoras anímicas que permitan sumar más opciones en las modificaciones a lo largo de los partidos (con una mejorada lectura de los mismos), hicieron posible remontar el resultado y agradar a la afición.

    La «pomada» que estaba siendo «hemoal», paso a ser el viejuno «vicks vaporus» que se aplicaba en el pecho ante congestiones nasales, catarros y resfriados, y permitían respirar mejor (y con ello poder descansar)… como fue respirando JIM, y con él el equipo, tras unos cambios (que confesó obligados por molestias, en la rueda de prensa, de Giménez y Azón por Sabin y Narváez), la genialidad de sacar a Puche por un Grau desgastado y con necesidad de descanso acompañado de modificaciones de posición y tácticas, Vada salió a reforzar y reforzarse y Lluis López cuando fue necesario para hacer lo que se necesitaba.

    A los demás ya los nombras (como a alguno de los que he citado) en tu acertada crónica del homérico sobreponerse a las dificultades para alcanzar un más que merecido triunfo ante marrullerías fuenlabreñas y las carencias de Prieto Iglesias y el desaparecido VAR.

    Y el «bandolero» Alfonso, captando esos momentos que marcan un partido: la tristeza por el gol encajado (y la manera en que fue), la ilusión de poder lograrlo (primero anoche, luego partido a partido ya iremos viendo) y la alegría de conseguirlo (remontar y ganar un partido que convocó a los conocidos fantasmas que nos abruman en la penuria y que desaparecen con la alegría del esquivo triunfo).

    A Cartagena, con precauciones, pero sin pañal… y si hace falta que «salga un Ángel» a jugar, que nadie le corte las alas.

  3. Juan GÁLLEGO blanco

    Ahora parece que tenemos un «plan» para jugar. ¿ hasta donde nos llegará?
    Espero que no pongan etiquetas de transferibles a los canteras y por cierto Eguaras…. (para muchos era el diferencial) Desde su marcha….

    1. Javier Hernández Aguirán

      Buenas, Juan
      Las victorias refuerzan todas las sensaciones, también las de que parezca que ahora tenemos un plan y antes no.
      Contar con una brújula entre líneas como Eugeni es básico para poder darle la vuelta a un marcador adverso; además, claro, de impulsarnos en el momento de inspiración absoluta de Azón
      Si algún día se tienen que ir los canteranos que sea porque rompen nuestro techo deportivo y llega un club poderoso con una oferta irrechazable, y no por seguir reuniendo monedas para poder seguir en el palco mientras un grupo inversor nos hace una transferencia que nos permita seguir influyendo en el club y en su futuro campo mientras parece que ya nos hemos ido.
      Eguaras siempre ha sido un jugador más bonito que influyente. Su sobresaliente -en la categoría- calidad resulta diferencial cuando su equipo es superior, pero sufre el que más cuando su equipo es superado. La reestructuración del mediocampo, con Grau y Eugeni, nos ha dado otra dimensión y ojalá nos permita seguir con esta escalada vertical
      Abrazo grande

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