papá nunca se va a ir
El Real Zaragoza empató contra el Tenerife y se ganó a sí mismo dedicando a Zapater la mejor despedida a un futbolista en toda su historia. La Romareda y el club se volcaron con el ejeano, que terminó cantando con su hijo en la grada norte
Javi Hernández (@SepiaHdez)
Alfonso Reyes (@Futbolgrafo) y Daniel Marzo (@DMarzoFoto)
«Mira, Oliver. No estamos celebrando ningún título, pero lo que se vive aquí no se vive en ningún otro sitio. Esto es el Real Zaragoza y esto es La Romareda«. Desde el círculo central, en mitad de un emocionantísimo homenaje, acompañado de su familia y rodeado de compañeros de equipo y amigos del fútbol, Zapater se puso a conversar con su hijo y dejó la frase que titula la noche y su crónica: «Esta semana me has dicho que no quieres que me vaya del Zaragoza. No te preocupes, papá nunca se va a ir». Ahí ya sólo quedaba mantear a la nueva leyenda y que los fuegos artificiales iluminaran la escena. Se iba un grande y por fin, acaso por primera vez en los 91 años de historia del club, se iba como un grande.
Alberto se arrancó a cantar el himno y una grada rendida le acompañó de inmediato. La electricidad se sentía y cerca estuvo de saltársenos el diferencial. Quién se acordaba ahí de que apenas unos minutos antes Dauda empató un partido que se creía ganado. Nada iba a empañar el mejor homenaje jamás vivido en la entidad. No faltó nadie. Por supuesto no lo hizo Víctor Muñoz, quien se atrevió a hacerlo debutar en agosto de 2004, cuando Zapater apenas contaba con 19 años. Y dos partidos oficiales después estaba ganando en Mestalla la Supercopa que ha presidido el acto junto a dos camisetas gigantes del 21.
El Real Zaragoza no supo honrar a ninguno de sus grandes equipos, unos los hemos vivido y otros nos lo han contado. Esa deuda histórica con quienes nos hicieron grandes es ya insalvable en demasiados casos, muchos de ellos sangrantes. Ojalá este acto siente jurisprudencia y nunca más una leyenda se despida a la francesa -a la zaragozana, hasta hoy-. Que no haya otro 22 de junio de 1997, por citar una vergonzante tarde que me tuvo como aficionado en la grada, en la que dijeron adios ante el Compostela (1-3) tres gigantes como Pardeza, Higuera y Nayim, y apenas al primero se le rindieron mínimos honores, poniéndose en pie la grada cuando fue sustituido por el Kily González. Nada más. Y mucho menos aún con Higuera y con Nayim. Con Higuera y con Nayim… De los Magníficos, ni hablamos.
Un partido, el último de Liga para Zaragoza y Tenerife, fue el telonero de esta despedida que terminó con Zapater dentro de la grada norte y cantando con el fondo de animación. Alberto quiso en su despedida que se le recordara como un aficionado que cumplió su sueño de jugar en el equipo de su vida -422 partidos, nada menos- y ahora también se rememorará como el futbolista que pudo saltar a la grada y cantar un tema con quienes se pasaron el encuentro fatigando el número uno de la noche: ‘Zapater, te quiero‘.
Se cantó antes, durante y después de un choque que cerró la temporada y del que todavía no hemos escrito una línea. Lo haremos enseguida. Quizá la versión más emocionante fue la que siguió entera una grada que rozó el lleno y que en el minuto 21 exigió al máximo a sus pulmones. Fueron 60 minutos de escalofrío. Poco después, Fuentes Molina amonestó a Zapater por una patada al gemelo de Larrea. Nadie se lo podía creer y el Real Zaragoza se fue durante unos instantes de un encuentro en el que había arrancado mejor que su rival. Alberto comenzó el partido con el par de botas con el que debutó en el primer equipo y apenas aguantó diez minutos con ellas. De repente, se sentó en el césped y varios miles de infartos rondaron entre la afición. No podía ser que se lesionara… No lo estaba. Falsa alarma.
Escribá apostó por Jair en lugar de Francés y por Vada en el vacío dejado en banda derecha por el lesionado Bermejo. Larra continuó en el lateral derecho y Francho hizo de escudero antes de convertirse en heredero. Vada ganó pronto línea de fondo, Larra sacó dos buenos centros que apenas se habían visto esta temporada y Bebé jugaba con la pelota. Porque al fútbol todos juegan, pero a la pelota sólo lo hacen los buenos. Y el portugués, de ascendencia caboverdiana, lo es de verdad. Cada partido parece mejor y da la impresión de estar más compenetrado con sus compañeros. Conseguir una nueva cesión por parte del Rayo va a ser uno de los mayores desafíos de la dirección deportiva este verano. Primera División estará más cerca si se logra.
Se llegó al descanso con un Zaragoza algo superior, pero no lo suficiente para que se reflejara en el marcador. Azón, de nuevo capaz de jugar el partido completo, exhibía sus mejores sensaciones desde que regresó de la última recaída: rápido de movimientos y de mente, se asociaba con precisión con sus compañeros y llegaba con peligro a zona de remate. Fue Mollejo, sin embargo, peleado con el fútbol y con los rivales durante la primera mitad, quien gritó el único gol local de la noche. Un pésimo pase de Soriano a un compañero se cruzó con el pie de Mollejo y el balón entró suavemente en su portería.
Ahí vivió el Real Zaragoza sus mejores minutos del choque. Una contra muy bien llevada por Lluis y Francho, que estuvo muy cerca de concretar Mollejo. Azón disparó al palo con la zurda sobre del área pequeña apenas unos segundos más tarde. Tan cerca se sentía el segundo que los compañeros empezaron a buscar a Zapater -ya había cabeceado desviado un buen centro de Bebé en la primera parte-. Vada le asistió en la frontal, en lugar de darse la media vuelta y probar fortuna, y el disparo de Alberto tropezó en un defensa.
Jair, quien ya se perdiera el último partido, se lesionó muscularmente pasado el minuto 70 y ahí Francés asomó a una primera ventana de cambios en la que ya estaban preparados Puche y Eugeni. Vada y Mollejo se retiraron con veredictos muy dispares: indeferencia para el argentino y ovación para el goleador. Valentín buscará un futuro mejor en otro equipo y Mollejo podría repetir cesión. La salida de ambos sentó mal al Zaragoza, que perdió vértigo y se instaló en un sopor demasiado peligroso cuando sólo tienes un gol de ventaja en el marcador.
Cuando el partido languidecía, el triunfo ya se paladeaba y apenas existía la duda de si Zapater iba a jugar todo el partido o a ser cambiado en el tiempo de añadido, Dauda le ganó la espalda a los centrales para descerrajar un zurdazo desde dentro del área, batir a Cristian y firmar el empate definitivo. Zapater lanzó un libre directo lejano que blocó Soriano y, de inmediato, fue sustituido por Alarcón. Antes Gámez sustituyó a Larra y Vigaray se quedó sin poder despedirse sobre el terreno de juego en una decisión difícil de entender… Como había que ganar el partido y se estaba empatando, alguno temió que Alberto se retirara a la carrera. Nada más lejos de la realidad. Pidió permiso al árbitro -con una amarilla encima hay que asegurarse bien- para darle el brazalete a Cristian, se fundió en un abrazo con el argentino, Lluis, Francho y Nieto le hicieron un improvisado pasillo, Azón le esperaba al final del camino y, tras chocar las manos con Alarcón y poner un pie fuera del terreno de juego, tuvo un gesto de gladiador romano: saludando, mano arriba, a su mujer e hijos. Ahí acabó el partido y nació la leyenda. Oliver, no te preocupes, papá nunca se va a ir.
REAL ZARAGOZA: Cristian; Larra (Gámez, 88′), Jair (Francés, 75′), Lluis López, Nieto; Zapater (Alarcón, 93′), Francho, Bebé, Vada (Eugeni, 75′); Azón y Mollejo (Puche, 75′).
TENERIFE: Soriano; Mellot, León, Sergio, Nacho; Waldo (Alassán, 74′), Corredera, Larrea (José Ángel, 60′), Teto (Elady, 60′); Borja Garcés (Selma, 74′) y Dauda (Salas, 89′).
ÁRBITRO: Fuentes Molina. Amonestó a Zapater (22′), León (35′), Corredera (39′), Nacho (54′) y Sergio (90′)
GOLES: 1-0, Mollejo (49′). 1-1, Dauda (88′)
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la última jornada de Liga, disputado en La Romareda. 23.764 espectadores disfrutaron del inolvidable homenaje a Alberto Zapater, en su adiós al Real Zaragoza tras 12 temporadas y 422 partidos.
Brutal, qué noche de emociones qué sensaciones,qué impresionante la grada rigiendo,cantando el himno,el volveremos,el Zapater te quiero y al final,tras los festejos,la plantilla disfrutando y riendo como si estuviéramos celebrando un título,Manu Molina o Pape bailando….Cholito diciendo adiós cuando se le cantaba Giuliano quédate….
En lo futbolistico como dijo Alfonso al final del partido fue un resumen de la temporada- de estas 10 temporadas- eres mejor,fallas tus ocasiones y llega el rival,tiene una y para dentro, y la grada con cara de ….
Y como dice Fuente el del chiflo…..a ser vedette