
Pablo Díaz Stalla

REAL ZARAGOZA 1998-2004. CAMPEÓN Copas del Rey 01, 04
QUIEN NO SUEÑA, NO VIVE
¿Eres abonado a leonsepia.com y no ves la columna de Pablo Díaz completa?
No olvides estar logueado en la web, con tu usuario y contraseña, para poder leerla.
Los agentes del cambio
Algo ha cambiado en el Real Zaragoza. No hay duda. Los refuerzos invernales -pese a que la mejor versión de Sabin está aún por llegar- han aumentado la calidad, la profundidad y la competencia en la plantilla. ¿Hay más razones que expliquen este momento feliz? Sí, claro. La sensible mejoría de varios jugadores –Narváez, Chavarría, Bermejo-, la extraordinaria regularidad de otros –Jair, Francho, Francés, Gámez– y, cómo no, al estelar estado de Azón. A su su entrega y esfuerzo de serie, que nos tiene enamorados desde que apareció, Iván añade ahora goles y una precisión a la hora de finalizar acciones que, hace apenas un par de semanas, parecía impropia de él. No podemos concluir este primer párrafo de reconocimientos sin reparar, por enésima vez, en el decisivo y mágico Cristian Álvarez. Con su parada del penalti -y del peligrosísimo rechace posterior- al poco de comenzar el partido, el argentino consiguió que no cambiara el plan de partido preparado por JIM y, además, terminó dejando la portería a cero: el primer paso para conseguir la victoria. Y qué victoria ésta…
Un triángulo medular y una merecida mención a Lluis
JIM repitió contra el Almería el triángulo de centrocampistas centrales –Francho, Grau y Eugeni-, que tan buen nivel ofreció en Gijón. Y colocó a Lluis López en el perfil zurdo de los centrales, sustituyendo al sancionado Jair. Acertó en ambas. El mediocampo volvió a ser muy compacto, dando equilibrio y un fundamental trabajo en fase defensiva, ya que el Almería atacaba con muchos futbolistas. Esa soltura ofensiva visitante generaba importantes espacios a su espalda, que el Real Zaragoza supo aprovechar con contraataques rápidos que lanzaban, con envíos profundos, a Narváez y a Sabin Merino al espacio. Lluis López, muy cuestionado antes de visitar El Molinón, merece una mención que haga justicia a sus dos últimas actuaciones. Obligado a cubrir sendas vacantes por sanción sucesiva de la pareja de centrales más compacta de la categoría, y ante dos delanteros tan imponentes como Djuka y Sadiq, cumplió con nota y le dio argumentos profundos a una zona que pareció quedar descubierta tras las maniobras del mercado invernal.

Motor de arranque para dos o tres episodios de Oliver y Benji…
Todo pudo cambiar entre el minuto 6 y los seis siguientes. Este motor de arranque bien hubiera podido dar para dos o tres capítulos de Oliver y Benji… Un primer error de Chavarría, rompiendo la línea de fuera de juego para habilitar a Sadiq, luego derribado por Cristian. Penalti que revisa el VAR, por posible fuera de juego y por la posibilidad de que Álvarez tocase el balón. Cristian se encarga de parar el lanzamiento y el aún más difícil rechace, ayudado por la presión ejercida por Chavarría y Fran Gámez, que llegaron veloces al mismo. Tras el rechace, un segundo error, éste de Narváez: intentando evitar un saque de banda, le rescató el balón al Almería y los andaluces terminaron marcando gol. Vuelve a revisar el VAR, por la posibilidad de que el balón hubiera salido fuera… ¡y termina anulando el gol por fuera de juego! Dos jugadas que, en tiempo real, no superan el medio minuto se fueron a más de cinco. El VAR está claro que ayuda, pero tiene cosas que mejorar y quizá la más evidente es el tiempo que tarda en revisar las jugadas. La tecnología en 2022 debería ser más rápida.
Todos los planetas parecen alineados
Unos minutos después, a lomos del momento feliz que nos impulsa, un ataque por banda derecha, en el que Francho da un mal pase, se convierte en gol debido a un fallo increíble del portero visitante. Del posible, por dos veces, 0-1 al eufórico 1-0 en apenas un pestañeo. El Almería lo intentaba atacando con mucha gente, pero el trabajo, la intensidad y las continuas ayudas defensivas de todos los jugadores del Real Zaragoza deshacían el peligro. Salvo en un par de ocasiones muy claras, en las que los visitantes se encontraron con los postes de la portería de Cristian. La primera de ellas, un larguero tras disparo por elevación de Sousa, debido a un desajuste de los dos centrales: ambos se desplazaron a la vez hacia la izquierda y ninguno llegó a hacer coberturas en la zona central, por donde el delantero progresó y alcanzó a una zona de remate peligrosísima. En la segunda mitad, se esperaba un Almería dominador y pudimos ver a un león asentado y muy seguro de sus posibilidades. El Real Zaragoza llega al tramo final en el mejor momento de la temporada con la confianza fortalecida, en un momento físico óptimo, con JIM dando con la tecla y con un protagonismo creciente de los canteranos; alejado, además, del peligro en la clasificación y con la afición disfrutando en La Romareda… ¿Es el momento de soñar? ¿Por qué no? Quien no sueña, no vive.
