Pablo Díaz Stalla
lópez y el monitor que no se toca
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Pulido quiso marcarle el terreno a Simeone y enviarle un mensaje para el resto del encuentro. Fue un exceso y el árbitro, aquí sí, acertó
Las cartas de presentación del Real Zaragoza y del Huesca hacían presagiar una partida igualada y escasa en anotaciones. Yo veía un empate a cero como resultado más probable. Con un equipo visitante que había logrado cerrar la portería de Cristian los últimos tres partidos, demostrando una vital solidez defensiva, y un conjunto local al que marcarle gol en su campo se ha convertido en misión casi imposible esta temporada: apenas habían sufrido siete antes del de Bebé. Se podía esperar que las defensas superaran a los ataques en ambos equipos, aún más con la tensión que envuelve este tipo de encuentros -llámele derbi o no, según sea su mirada- y que hace que el juego sea más espeso de lo habitual. Esa carga de electricidad extra protagonizó los menos de diez minutos -mediada la primera mitad- que marcaron el encuentro y su marcador final. Todo comenzó con una entrada desmedida del veterano Pulido -capitán de los oscenses- a Simeone, buscando quizá marcarle el territorio al joven delantero argentino y decirle que no le iban a permitir aventuras individuales, como en Lugo o contra el Leganés. Pareció un exceso, por la intensidad de la acción y por la zona del campo en la que tuvo lugar: de espaldas y muy lejos de la portería. López Toca valoró que la entrada merecía la expulsión y considero que acertó.
Tengo la impresión de que, sin esta acción anterior, Zapater apenas habría visto la cartulina amarilla. ¿Por qué el VAR no ayudó al árbitro?
Bebé ensanchó la ventaja, que supone afrontar una hora de partido -supuestamente- con un jugador más, marcando su tercer gol con la camiseta zaragocista y adelantando casi de inmediato a su equipo. Todo parecía encarrilado para celebrar un triunfo fundamental, todavía más tras la inesperada victoria de la Ponferradina ante el Alavés la noche anterior. A los tres minutos, casi todo se vino abajo: Alberto Zapater vio la roja directa por golpear en la zona de la cara -según recoge el acta arbitral- a un rival -Sielva- en la disputa de un balón a la que llegó con el pie arriba. Tengo la impresión, y creo que no soy el único, de que nuestro capitán apenas habría sido amonestado con cartulina amarilla si la expulsión de Pulido no hubiera estado tan próxima en el tiempo. Lo que pudo ser y no fue, porque el Huesca habría tenido muchísimas más dificultades para igualar el resultado con uno menos sobre el campo… Pero lo que sí es, o debería ser: el VAR. Una ayuda técnica que tendría que haber llamado al colegiado -el propio Alberto así lo esperaba sobre el césped- para revisar y -seguramente- corregir su primer juicio. Pero para que la tecnología pueda funcionar bien hay que dotarla de cámaras suficientes; sólo así cada acción podrá revisarse con la necesaria nitidez. O López volverá a creer que ir al monitor del VAR no Toca.
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