EL GIGANTE SE ESCAPA VIVO
El Real Zaragoza es otro en la segunda mitad -con Azón y Bebé en el campo- y logra empatar el gol inicial de Joni Montiel con un zurdazo de Bermejo. Saracchi se expulsa y el marcador ya no se mueve, pese a la decepcionante ruleta rusa final
Javi Hernández (@SepiaHdez)
Archivo Alfonso Reyes (@Futbolgrafo)
El partido siguiente a su pálido centenario con el Real Zaragoza, Sergio Bermejo se puso concreto y descerrajó un imparable zurdazo desde la frontal para igualar un encuentro que se sintió muy perdido durante la primera mitad. Quizá el verlo tan ganado tras el muy temprano gol de Montiel anestesió al Levante, que perdió la oportunidad de encarrilarlo todavía más antes del descanso. Escribá contaba con dos balas de oro en el banquillo, recurrió a ellas algún minuto antes de lo esperado y el choque comenzó a teñirse de amarillo y negro avispa. El conjunto aragonés es otro con Azón y Bebé, pese a que el duelo se les terminó haciendo largo y dejaron escapar vivo al Levante en unas esperpénticas contras finales.
Empatar en casa de un favorito al ascenso directo, cuando necesitas sumar para seguir acercándote a la salvación, nunca puede ser un mal resultado. Un porcentaje muy alto de aficionados veíamos con buenos ojos durante el día sacar un punto de esta visita, estirar a seis la racha de partidos sin perder -sólo un triunfo en ocho jornadas, es cierto- y saber que a partir de ahora dispondremos del tridente Azón, Bebé y Simeone para atacar la permanencia en las ocho jornadas finales. Sirva como antiflamatorio el recuerdo de los largueros de Soldado y Pepelu en la segunda mitad. Quizá se hayan escapado vivos, pero también hemos estado a escasos centímetros de perder un punto que pocos han sido capaces de lograr.
Habrá sido casualidad, pero hemos tenido que invocar -y entrevistar durante más de media hora- esta semana a JIM en LEONSEPIA para que Escribá probase el 4141 por primera vez desde su llegada… Pareció una buena idea, aunque ya nadie la esperaba y llama la atención que haya coincidido con la convocatoria que incluía más delanteros en los últimos dos meses. Decimos que pareció buena idea, porque ordenar a estos mismos futbolistas en un 442, hubiera desplazado a banda derecha a Francho y situado a Puche y a Bermejo en posiciones que les son menos naturales.
El Levante apostó por perder pólvora a cambio de reunir talento en su mediocampo. Regresó De Frutos de su sanción y Campaña dejó en el banquillo a Bouldini. Pero el artista se apellidaba Montiel. Joni cargó su fusil a la espalda de la muy permeable tela de mediocentros visitantes y a los diez minutos ya estaba celebrando un gol, que parecía anunciar una noche de atronadora tormenta. Alarcón, ya amonestado, apenas pudo ofrecerle resistencia, asistió a Iborra -muy mal marcado por Jair-, Cristian rechazó el mano a mano y Montiel la mandó a guardar desde fuera del área, pese al esfuerzo final del rosarino.
Alarcón volvió a ser el protagonista desgraciado del inicio del choque. Arcediano Monestrillo interpretó que era el chileno y no Bermejo el merecedor de una amonestación por bajar a Montiel de su peligrosa conducción: La muy probable equivocación del árbitro lo condicionó en la acción del gol del Levante y lo tuvo bordeando la segunda amarilla en más de una ocasión. La terminamos sacando barata… Bermejo vio una cartulina apenas unos minutos más tarde y hubiera sido expulsado, perdiéndose una segunda parte que le guardaba el gol que siempre imagina y casi nunca encuentra.
Volviendo a Alarcón, cuando parecía que iba a alcanzar el descanso sin más sobresaltos, Escribá no quiso arriesgar más y dio entrada a Vada -con el muslo derecho vendado- en el minuto 40. No era la primera modificación del técnico -sí el primer cambio-, quien decidió volver al 442 apenas media hora después de iniciarse el choque, resituando a Puche arriba, Francho a la derecha y a Bermejo a la izquierda. Con la entrada del argentino, la noria volvió a girar: él a la izquierda, Bermejo a la derecha y Francho con Zapater en el doble pivote. Llegó un momento en el que no sabíamos si estábamos mareados por tanta permuta o por la agitación de sentirnos inferiores al rival. Apenas unas conducciones de Francho nos acercában al área de Cárdenas. El canterano probó con un disparo desde la medialuna y el portero blocó con suficiencia.
Calleja no optó por la ortodoxia de hacer un segundo cambio al descanso si ya has gastado una ventana en la primera mitad. Escribá sí lo hizo. Entró Azón -por Puche-, quizá un cuarto de hora antes de lo previsto, pero como urgente descarga eléctrica para un Zaragoza que necesitaba encontrarse el pulso antes de que fuera demasiado tarde. La fisonomía ya era otra, con Iván y Giuliano llenando el frente de ataque, pero fue el Levante quien rozó el segundo por partida doble tras la reanudación: Soldado astilló el larguero desde fuera del área y Cristian salió vencedor de un mano a mano muy desfavorable con Montiel.
La musculatura vendada de la pierna derecha de Vada dijo basta y Bebé tuvo que acelerar también su entrada al campo algún minuto antes de lo previsto. En estos apresurados ingresos de Azón y Bebé -atendiendo a cómo llegaban de físico a este encuentro- puede explicarse el desesperante carrusel de contraataques desperdiciados en los minutos finales. No quedaba ya ninguna luz encendida en unos músculos que resistieron, eso sí, y estarán mucho mejor para recibir al Granada la próxima jornada. Grau se coló por la ventana de Bebé y sustituyó al mismo tiempo a un poco influyente Zapater. Bermejo, por estar amonestado, parecía candidato a ese cambio… Menos mal que no nos preguntaron a nosotros.
Nieto le cerró la banda a De Frutos en una soberbia segunda parte y comenzó a proyectarse. Suyo, con el exterior de su pie izquierdo, fue el primer disparo visitante de la segunda mitad. El Real Zaragoza parecía revitalizado. Bebé le puso una comba tensa y perfecta a un centro a la altura de su banquillo y Azón cabeceó alto. Éramos otro equipo. A la hora de partido, Bermejo intenta filtrar un balón a Bebé, la defensa niega el espacio pero se hunde; él conduce hacia la medialuna y dispara con la precisión de una cerbatana, superando la estirada de Cárdenas. Gol y media hora por jugar. Bebé roza el segundo apenas unos minutos más tarde y Calleja, sin las mangas verdes, decide intervenir: Bouldini y Son por Soldado y Pubill. Campaña se lesiona a falta de 20 minutos, lo sustituye Cantero, y Saracchi -aparentemente por decirle algo al técnico zaragocista desde la distancia- es escuchado por el asistente y Arcediano le expulsa con roja directa. La vida había cambiado por completo en menos de media hora.
Pepelu volvió a maltratar el larguero de Cristian, y nuestra aorta, nada más quedarse el Levante con uno menos. Bebé malgastó una falta peligrosa desde la frontal y casi marca de disparo cruzado en la jugada siguiente. Lluis le abrió torpemente la puerta a Bouldini, pero el repliegue de sus compañeros apagó el conato de incendio, Montiel amenazó con su aguijón hasta el final y el Zaragoza -con Bebé a la cabeza- se marcó un museo de los horrores en cuatro contras finales, donde tuvo el tesoro de los tres puntos en la mano y no tomó una sola decisión buena… Quedó algo amargo el último aliento, aunque el punto tenga un gran valor y se duerma mejor sabiendo que Azón ha vuelto. El gigante se nos escapó vivo, la permanencia está más cerca.
LEVANTE UD: Cárdenas, Pubill (Son, m.62), Rober Pier, Vezo (Saracchi, m.6), Álex Muñoz, De Frutos, Iborra, Pepelu, Campaña (Cantero, m.71), Joni Montiel y Soldado (Bouldini, m.62).
REAL ZARAGOZA: Cristian Álvarez, Fran Gámez (Larra, m.87), Lluís López, Jair, Nieto, Francho, Alarcón (Vada, m.40)(Bebé, m.54), Zapater (Jaume, m.54), Bermejo, Puche (Iván, m.46) y Giuliano Simeone.
ÁRBITRO: Arcediano Monescillo (Colegio castellano-manchego). Amonestó a los locales Pubill y Pepelu y a los visitantes Alarcón, Bermejo y Jaume. Expulsó con roja directa al lateral del Levante Saracchi por protestar en el minuto 69.
GOLES: 1-0, m.10: Joni Montiel. 1-1, m.61: Bermejo.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la trigésimo cuarta jornada de Liga, disputado en el Ciutat de Valencia. 15.000 espectadores, con unos 400 seguidores del Real Zaragoza. En los prolegómenos del encuentro, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, entregó al capitán del Levante el trofeo de la Copa de la España Libre-Copa de la República que el Levante FC conquistó en 1937..