Azón es una debilidad de todos y ese exceso no puede convertirse en la suya…, por contagio masivo de un entorno que lo reclama de nueve titular cada vez que acumula méritos para ello. El delantero aragonés regaló una media hora final primorosa en Fuenlabrada, derribando una presa de tres centrales cuando el Real Zaragoza había sufrido la expulsión de Gámez. De ovación cerrada su actuación, clave para rescatar un punto que alivió. El problema, que es una bendición absoluta, es que Álvaro Giménez firmó también su mejor actuación desde su llegada, con una primera parte casi impecable, donde le ganó una mayoría absoluta de acciones a la defensa local y alimentó permanentemente los progresos ofensivos del equipo, afilados por Narváez y Mesa. Giménez y sus conceptos recibiendo de espaldas son todavía una mejor opción para dañar al contrario cuando propones dos puntas abiertas en el juego combinativo.