

Cristian y su vuelo heroico acercan la permanencia de un Zaragoza que se animó en la media hora final

¿Y si en su temporada más terrenal, Cristian termina siendo clave en la permanencia? Cuando más nubes negras se amontonaban en el horizonte desde la llegada de JIM al banquillo -tras el empate sin goles en casa ante el Cartagena-, el Real Zaragoza ha sido capaz de sumar siete puntos de 12, en una esquina del calendario tenebrosa, para situar la permanencia a un máximo de seis en otros tantos partidos. Queda, pero las cuentas siguen saliendo. Para lograrlo, ha habido que ganar en Fuenlabrada, al Almería y empatar contra el Sporting. Quién sabe qué hubiera ocurrido, dónde estaríamos ahora y cuáles serían nuestras esperanzas si el argentino no le detiene aquel penalti a Salvador en el incontenible inicio del partido del Fuenla.

Anoche Cristian siguió desgastando su capa de superhéroe, al inicio de la segunda mitad, volando hacia su izquierda para negarle con el blanco de las uñas un remate a Djuka, que hubiera sido gol ante cualquier portero de la categorÍa y casi ante cualquier portero de cualquier categoría. Porque muy pocos de los más grandes habrían sido capaces de parar todo lo que Álvarez ha parado con esta camiseta desde su impagable llegada. Me faltan años de vida para saber si es el mejor guardameta de la historia del Real Zaragoza, pero le sobran milagros para estar convencido de que no he visto nada parecido en más de cuatro décadas. Y en ésta, su temporada más humana, irrumpe decisivamente en los últimos encuentros para acercar la permanencia. Una permanencia que salva una vida de 89 años. ¡Gracias por tanto, arquero!

✍️Javier Hernández (@SepiaHdez)
Alfonso Reyes (@Futbolgrafo)
Los equipos y sus técnicos acostumbran a ver más a medio plazo que su afición y el entorno. El Real Zaragoza y el Sporting podían imaginar el impulso que un triunfo hubiera supuesto para sus respectivos intereses, pero ambos saben que están en un momento de la temporada donde sumar es una bendición. Siempre vieron con buenos ojos el empate, especialmente en un primer tiempo de escasísimo vuelo, y terminaron encontrándolo.

Harán falta todavía más de tres puntos para salvarse, pero todos manejamos la sensación de que un triunfo más supondría un jaque casi mate al descenso. El resto se lograría con dos o tres empates de aliño, siempre más probables al final de la temporada. Por eso se advierte una cierta ansiedad por que esa victoria llegue cuanto antes. Ojalá lo haga en Lugo, pero no nos pongamos nerviosos cuando meno falta hace: ya sólo perderemos la categoría si caemos en partidos como el próximo.

Contemos el pasado reciente antes de viajar al futuro. JIM metió sólo la punta del bisturí y dejó en dos -los dos que en la previa dábamos como seguros- la previsión de hasta cinco cambios respecto al once en Girona. Francés entró por Jair y constató que, si vamos a seguir sin probar los tres centrales, él y Peybernes deben ser quienes jueguen. Y Alegría recuperó su rol de titular, debido a la lesión del Toro Fernández, constatando que sólo una gestión de grupo y de tiempos -que trasciende rendimientos y méritos acumulados- puede explicar que Azón no sea ya el nueve principal de este equipo.

No fue un mal partido de Alegría, en realidad. Casi ninguno lo es -muy bueno, tampoco-, pero dos factores conspiran en su contra de cada una de su titularidades: lo lejos que suele jugar el equipo del área rival hasta la segunda mitad y el seísmo que acostumbra a provocar Azón cada vez que ingresa en el tramo final. Ayer también se las arregló para que su impacto se sintiera, pese a que el Sporting es una de las mejores estructuras defensivas del torneo: el tercer equipo menos goleado.

Narváez regresó a la banda izquierda, aunque el equipo no volvió al 4141 preferido por el técnico. Podríamos concluir que JIM apostó por un 442, aunque la naturaleza de mediapunta de Adrián animará a considerar que el Zaragoza propuso un 4231. En todo caso, las mayores novedades estructurales respecto a Girona fueron la comentada del colombiano y que Zapater se acercó a Francho hasta formar un doble pivote algo desigual. Sanabria seguía reducido en banda derecha.

Decimos desigual porque Francho se encargaba de meterse entre centrales y Zapater era quien se descolgaba cada vez que la jugada progresaba o para presionar la posesión de balón del rival. Francho creció con el partido, pudo completarlo y se acerca a su deseada mejor versión, aunque una imprecisión al controlar un balón tras un saque de banda -al cuarto de hora- desató una contra furiosa del Sporting, que sofocó Cristian con una muy buena estirada, abajo a su izquierda. Incomparable con la que vendría luego y que ha abierto esta crónica, pero muy buena en sí misma.

El Sporting dominaba sin amenazar y el Real Zaragoza no lograba inquietar ni siquiera en acciones a balón parado. De una acción en juego, Tejero sacó un buen centro, Mariño se lo quita de la cabeza a Alegría y choca duro con Babin. Parecía que iba a pararse el juego, pero los asturianos deciden continuar y la contra encuentra mal parada a la defensa del Zaragoza. Peybernes consigue rehacerse y le dificulta lo suficiente la acción a Djuka para que el segundo aviso quede en nada.

Djuka demostró ser un delantero de Primera, que jugará en Primera la próxima temporada: con su actual equipo o en otro lado. Pero le falló el ojo. Eligió el sector de Francés y descubrió el defensa de época que esconde ese cuerpo todavía en formación. Francés, al igual que hizo contra Sadiq hace un par de semanas, comenzó con algún apuro, para pronto rehacerse y terminar comiéndose crudo a uno de los dragones de la categoría. Sólo pido que el inevitable traspaso sea por dos dígitos y que se quede cedido la próxima temporada.

Bermejo salió por un grisáceo Sanabria al descanso, para afilar y dar algo de brillo ofensivo en esa zona. Sanabria es ya muchas cosas sobre un terreno de juego y apunta a jugador importante de verdad en un futuro próximo, pero no es banda derecha -y aún menos en un 442- por mucho que JIM insista y se empeñe en situar zurdos a pie cambiado por ahí. La desconfianza en Larra y en Zanimacchia, así como la resistencia en probar con Tejero como doble lateral, convierten a Bermejo en la mejor opción en una plantilla tuerta de ese ojo durante toda la temporada. Sanabria, si tiene que jugar en banda, que lo haga por izquierda: será el mejor aliado para Nieto y devolverá a Narváez a la segunda punta.

Cuando uno imaginaba a ambos conjuntos haciendo oficial su armisticio al descanso, la segunda mitad tuvo toda la vida que le faltó a la primera. Tejero no acertó en un centro ventajoso, tras una contra muy bien elaborada que reunió a cuatro posibles rematadores en el área. La ilusión se convirtió en un agobio de diez minutos, en los que el Sporting enlazó córners y faltas laterales sin que el Zaragoza pareciese capaz de escapar de esa esquina del tablero. Ahí, en medio de ese corto bombardeo, llegó el vuelo milagroso y heroico de Cristian a remate de Djuka.

JIM reaccionó rápido, con cierto riesgo e indudable audacia. En el momento en que el rival parecía llevar el desafío a un extremo más físico -a falta de media hora para el final-, la respuesta fue volvernos más ligeros y pasar a defendernos -y a atacar- con la pelota. Salieron Zapater y Adrián tras 60 minutos de juego -ya un cierto clásico- y entraron Eguaras y James. Pareció que el nigeriano se situaría por izquierda y que Narváez pasaría a acompañar al nueve, pero éste permaneció en banda y fue Igbekeme quien abrillantó la mediapunta.

Guiado por ambos, el Real Zaragoza le cambió el viento al partido y comenzó a dominarlo, a sentirse cómodo con la pelota, a empadronarse en campo contrario, a filtrar pases verticales, a que los laterales se incorporasen, a sentir que sólo faltaba que saliera Azón. Y Azón salió… para rematar un centro de Tejero, imponiéndose en un salto de cabeza cuando un segundo antes estaba sentado en el suelo… y para inflamar una ofensiva final que sólo la resistencia liderada por Babin fue capaz de contener.

JIM heredó un cadáver de 13 puntos en la jornada 18 -al que Víctor Fernández, Gustavo Poyet y Paco Jémez le habían vuelto la cara por la impresión que daba su aspecto…- y, 18 jornadas más tarde, ha sumado 29, ¡para alcanzar los 42! Si en diciembre nos lo dicen, ninguno nos lo hubiéramos creído. Ojalá seamos lo agradecidos que se merecerá si lo termina logrando y ojalá nunca más dudemos de Cristian. Sólo volveremos a ser grandes si cuidamos y reconocemos a los nuestros. Quedan seis esfuerzos. Que los demás hagan lo que quieran: sumandos seis puntos más estamos salvados.

Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Tejero, Francés, Peybernes, Nieto; Zapater (Eguaras, 59), Francho; Sanabria (Bermejo, 46), Adrián González (Igbekeme, 59), Narváez; y Alegría (Iván Azón, 75).
Sporting Gijón: Mariño; Rosas, Babin, Borja López, Saúl García; Javi Fuego, Gragera; Nacho Méndez, Manu García (Pedro Díaz, 83), Aitor García (Cumic, 67); y Djurdjevic.
Árbitro: Prieto Iglesias (Comité Navarro). Amonestó a Rosas (29), Nieto (41), Manu García (64) y Eguaras (89).
Incidencias: Partido correspondiente a la trigésima sexta jornada de Liga disputado, a puerta cerrada, en La Romareda.

Completamente de acuerdo con lo de JIM y Christian… y en lo de Sanabria, qué bien nos vendría en la banda izquierda, por su capacidad de sacrificio, para acompañar a Nieto en su habitual soledad (mientras sea Narváez quien le acompañe).
Sigo prefiriendo a Azón como agitador, conociendo nuestros compañeros de fatigas, al tercer partido sin marcar ya le estarían criticando. Dejémosle crecer tranquilo y feliz y aportando lo que su juventud exige, nada más.
Estamos en absoluta sintonía, Carlos!
Abrazo grande
Afortunadamente se acumulan puntos, pero a mí me queda la sensación de que siempre se queda el equipo con alguna opción más de juego sin exprimir.
Es decir, posiciones extrañas para algunos, pocos minutos para otros que lo merecen, revolución cuando no toca pero estatismo cuando sí, etc.
De ahí el temor a que el tinglado se venga abajo en cualquier momento, y como sólo faltan 6 batallas malo será que se falle ahora que se vislumbra la salvación.
Si se consigue será en gran parte por un buen portero (para mí no es el mejor porque no ha desempeñado en primera), tres chavales de la base y un delantero medio aceptable. Mérito de un entrenador y de una plantilla que se ha repuesto de una debacle, y demérito de quien la diseñó.
Que este equipo está cogido con pinzas es evidente y que los demás de abajo son iguales o peores también, triste consuelo.
Ojo, no está todo hecho. Se necesita una victoria próxima, pues también así, desde la ausencia de ansiedad, vendrán más fácil los empates definitivos como solución de compromiso con aquellos que ya lo tengan todo hecho.
Hasta pronto.