

UN CADÁVER EN EL JARDÍN DE MARQUÉS
Un doblete del delantero reserva del Mirandés liquida al peor Real Zaragoza de la temporada... y de la era JIM. Vada se expulsó en una reacción inadmisible, el técnico parece amortizado y la afición da una nueva lección

✍️ Javier Hernández (@SepiaHdez)
Archivo Alfonso Reyes (@Futbolgrafo)
El Real Zaragoza se ha jugado cualquier aspiración feliz esta temporada y empieza a mirar de reojo la distancia con el descenso -seis puntos-. En apenas tres jornadas, el conjunto aragonés ha sufrido las mismas derrotas que en las 19 anteriores, perdiendo cualquier rasgo de identidad, mostrándose tan vulnerable e impotente como en lo peor del otoño de la temporada pasada. A JIM se le ha caído el equipo con absoluto estrépito desde un triunfo ante el Eibar que ahora no se sabe si fue o no un sueño. No hay nada ni nadie que salvar, pero dos protagonistas salen especialmente heridos de este naufragio colectivo: Valentín Vada, con su inadmisible -y sancionable internamente- expulsión con una hora todavía por jugar, y un entrenador que pintó un Guernika de inicio y luego nunca supo corregirlo.

No se sabe si el equipo nunca creyó en sus opciones -tras verse con uno menos y por debajo en el marcador- porque no llegaba ningún estímulo desde el banquillo o nunca llegó ningún estímulo desde el banquillo por la evidente y dolorosa sumisión que destilaba el equipo. Pero no hacer ningúna corrección al descanso, ni hasta el minuto 64 -casi media hora después de la nada profesional roja al argentino, con todo lo que había por corregir…-, muestran un entrenador a la deriva y amortizado. A quien no habrá bronce para el tamaño de la estatua que merece su salvación de la temporada pasada y a quien está a punto de agotársele el crédito, si no se le ha agotado ya.

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No tenía ningún sentido jugar con tres centrales en esta ocasión -cinco defensas y cuatro centrales, en realidad-, todavía menos recurrir a Clemente para que fuera carrilero, ni desaprovechar la sorprendente estructura defensiva para tratar de robustecerte por dentro con un doble pivote, un mediapunta y dos nueves. Vada siguió jugando como interior, replicando una estéril línea de tres por delante del trío defensivo y, además, obligó a Francho a cambiar de perfil, como interior izquierdo, donde su rendimiento suele verse afectado.

Cuando casi nadie está en su sitio, casi nada suele salir bien. El arranque del encuentro resultó un cierto espejismo, con el Real Zaragoza queriendo instalarse en las proximidades del área de un rival que no pudo contar con Camello ni con Iñigo Vicente, como sus positivos más ilustres. Narváez parecía encontrarse más cómodo y amenazó tímidamente en un par de ocasiones, mientras Francho estaba en todos los sitios y en casi todos recibía un golpe.

Llegaba a tantos lugares el canterano que el árbitro, pese a estar más que bien ubicado para apreciarlo correctamente, debió creer que era imposible y decidió amonestarle por una falta que nunca cometió sobre Hassan. No se sabe si la indignación general desordenó al equipo pero, apenas unos segundos más tarde, Riquelme se disfrazó de Juan Román para adentrarse en el área, superar la marca de Francés y templar un centro llovido al segundo palo que Marqués madrugó a Clemente y al resto del alambrado defensivo, tan numeroso como ineficiente.

JIM fue anticipando el cambio de sistema durante la semana, aunque sus mensajes encriptados pasaron inadvertidos para casi todos los radares: «Nuestra fortaleza defensiva es la que nos va a dar ese éxito» o «El que controla las dos áreas, tiene mucho ganado. Tenemos que ser muy dominantes en nuestra área». Pero… ¿en qué momento consideras buena idea proponer tres centrales antes un rival con un solo delantero y dos extremos, que van a castigar la espalda de tus carrileros y van a estar sacando de zona a dos de tus centrales? No era el lugar ni el momento. El momento pudo serlo la segunda vuelta de la temporada pasada, cuando casi todo tu poderío deportivo pasaba por el trío Francés, Peybernes y Jair. Ahí JIM se mantuvo firme y se le reconoce -y agradece- que salió maravillosamente bien. Ahora tu evolución señala otros sectores, como pasar al doble pivote con mediapunta en el mediocampo y atender momentos de forma tan descollantes como el de Borja Sainz, antes de que le termine salpicando la histeria general de un equipo que ya no se reconoce.

El Real Zaragoza intentó responder al primer gol en contra con más entereza de lo que supo hacerlo en la derrota ante el Tenerife y, por momentos, pareció lograrlo. Francho seguía apareciendo por todos lados y una muy buena jugada de estrategía, donde también participó Eguaras, estuvo a punto de encontrar rematador para el empate en el área pequeña del Mirandés. Clemente, quien salió movido en la foto del primer gol, sufrió horrores con Hassan en la segunda parte, pero en la primera fue siempre una solución con la pelota por izquierda. Serrano sufrió la enésima falta en apenas media hora, esta vez en la medialuna rival, y Vada no pudo lograr que su rosca bajara a tiempo pese a golpear con mucha intención la pelota parada.

Todas las luces se le apagaron al argentino cuando Capellini insistió en agarrarle, para que no progrese con el balón en el círculo central, y decidió zafarse de él dándole una inadmisible patada en la parte alta de la tibia. Cuesta entenderlo como un cruce de cables puntual, cuando tu propio entrenador tuvo que saltar al campo la jornada anterior para sacarte de un tumulto que no te había llamado. Y cuesta entender cómo un entrenador que tiene que entrar en el terreno de juego para evitarle una expulsión. en una pelea a la que sólo él se invitó, siga insistiendo con él. Lejos de una mediapunta que no existe, para completar la decimoquinta pintura negra de Goya.

El Real Zaragoza, con casi una hora de partido por delante, se quedaba -por detrás en el marcador- con nueve jugadores de campo, cinco de ellos defensas… Había que darle un giro copernicano al plan, si es que en algún momento fue el adecuado. La única duda razonable, siendo que no había comenzado a calentar ningún jugador, era si entrar en el quirófano de inmediato o esperar al descanso y así mantener las tres ventanas de cambios para la segunda mitad. Se esperó al intermedio… y 20 insoportables minutos más.

No había demasiado que pensar. Un central –Lluis López– fuera, pasando a línea de cuatro atrás, Borja Sainz dentro y el brillo táctico de Petrovic por un Eguaras al que el partido volvió a pasar por encima, mientras intentaba permanentemente la asistencia de la jornada desde la esquina más inopinada del campo. Cero de dos. ¿No acertamos a la hora de imaginar los cambios? No acertamos al imaginar que los habría… Hasta el minuto 64 -cuando un rival con apenas cinco jugadores en el banquillo ya llevaba dos sustituciones…- Zapater y Borja entraron por Eguaras y Gámez… Voy a cobrar las crónicas a precio de traductor de esperanto: hay líneas que no hay quien las descifre.

Mucho peor que el desorden que introdujeron estas sustituciones -y las siguientes-, fue la rendición implícita del páramo del banquillo. Quizá no está haciendo nada mi entrenador porque no hay nada que hacer, se pudo pensar fuera y dentro. Sólo un pisotón a Narváez pudo acelerar la parálisis, pero terminó por recuperarse tras dos asistencias médicas y Borja esperó aún un rato más para salir. Quitar a Gámez -por Sainz– y situar a Francés en el lateral, en una línea de cuatro, no suele ser la mejor opción para levantar con diez jugadores un uno a cero en contra. Tampoco lo parece recurrir a Zapater -ya es un clásico que salga desde el banquillo con el marcador desfavorable- por Eguaras.

El Mirandés, sin pisar el acelerador, porque llegó al encuentro casi sin gasolina, le dio dos veces al larguero antes de que Marqués brindara por segunda vez en su jardín sobre el cadáver irreconocible del Real Zaragoza. Hacía tiempo que el equipo había perdido el pulso, sin apenas respuesta en el área propia pese a la acumulación de centrales y con un Cristian con menos superpoderes que nunca. Álvaro acabó desquiciado por tanta desconexión y el equipo, con Bermejo de improbable carrilero por izquierda -en lugar de Clemente-, con Azón por Narváez y con Adrián por el -único salvable- Francho, terminó corriendo sin dirección ni esperanza. Hemos perdido la luz de JIM, del faro que nos salvó la temporada pasada, y eso es mucho peor que sufrir tres derrotas consecutivas. Sólo los 1.000 aficionados que se desplazaron a Anduva volvieron a dar una lección y erizaron la piel cantando el himno en el minuto 90. Y mientras ellos no entonen el Requiem, aquí seguiremos escribiéndole al león.

MIRANDÉS. Lizoain; Carreira, Arroyo, Capellini, Sanchís (Iago López, 46), Rementería (Erik, 89); Gelabert (Oriol Rey, 64); Riquelme; Hassan (Olguín, 80), Brugué; y Marqués (Letic, 89).
REAL ZARAGOZA. Cristian Álvarez; Gámez (Sainz, 64), Francés, Lluís López, Jair, Clemente (Bermejo, 76); Eguaras (Zapater, 64), Francho (Adrián González, 81), Vada; Narváez (Azón, 76) y Álvaro Giménez.
ÁRBITRO: Milla Alvendiz (Comité Andaluz). Expulsó con roja directa a Vada (37) por agresión. Amonestó a Francho (11), Sanchís (21), Gelabert (24), Capellini (39), Carreira (46), Arroyo (68), Clemente (71) y Francés (83).
GOLES: 1-0, min. 13: Marqués. 2-0, min. 79: Marqués.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la vigesimosegunda jornada de Liga, disputado en Anduva. 1.000 aficionados zaragocistas emocionaron cantando el himno al final del encuentro.


Otra vez a jugar finales para no sufrir, qué negro lo veo todo. Una pena.
Un lunes complicado, Julio! ABRAZO
Buenos días a todos.
En estos casos casi mejor leerte el martes… Instalados en la cultura del «buenismo» vamos directamente a la desaparición. Si el partido que hace Eguaras, entre otros, trotando a ritmo de 15 minutos el kilómetro lo hace en la Romareda hace 25 años no sale del campo, que vergüenza… Un Director General en condiciones habría dado tres bajas y un toque de atención serio, muy serio.
Te voy a ayudar en la crónica del partido de Copa… perderemos por un resultado digno, haremos un buen partido porque entre otras cosas no nos presionarán mucho y sonará el despertador como en «Atrapado en el tiempo»…
Feliz Año a todos.
Buenas, Luis!
Disculpa mi tardanza en la respuesta
Hace tiempo que a Eguaras no le viene bien casi ningún partido, ni casi ningún rival, y ahí el problema suela estar en uno mismo.
Veremos si el Sevilla presiona mucho o noy cuánto aciertas en tu vaticinio.
Abrazos
PD: No tardes mucho en leer la crónica, que se juntará con la siguiente 🙂