

MOZART, NO NOS TOQUES MÁS
El Real Zaragoza, impotente tras la roja a Orozko y desordenado con los cambios, se empata -Jair- tratando de despejar una falta rídicula, decretada por el presunto prodigio De la Fuente Ramos. Álvaro marcó primero

✍️Javier Hernández (@SepiaHdez)
Archivo Alfonso Reyes (@Futbolgrafo)
El partido decreciente del Real Zaragoza, impotente tras quedarse con uno más por la roja directa a Orozko y muy desmejorado cuando JIM quiso intervenir con los cambios, le quita enfasis al ruego que titula esta crónica y añade argumentos para rebatir la indignación de una falta que no fue, que pareció abortar una contra muy prometedora y que derivó en un poco entendible gol en propia de Jair. El portugués, en su versión menos rotunda de la temporada, pareció cambiar de idea sobre la marcha y decidió despejar con el pie una pelota que le llegaba mejor a su cabeza… El balón conejeó en su empeine y se resbaló hacia la muy cercana portería de Cristian, sin margen de reacción posible por parte del meta argentino.

Quedaba más de una hora de partido, pero la acción dio la impresión de ser un penúltimo flotador en altamar para un Amorebieta que braceaba en el marcador -gol de Álvaro Giménez, tras remate al poste de Vada– y amenazaba con ahogarse por su porosidad defensiva. Siempre se extraña a quien falta, pero la afilada profundidad de Nano Mesa hubiera maltratado la débil resistencia del conjunto local. Y una pregunta quedó flotando al terminar el encuentro ¿Qué habría sido capaz de hacer Borja Sainz por la derecha si ya fue el mejor del encuentro jugando a banda cambiada?

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El Juego del Sepia hizo pleno al 11 y, visto lo acontecido sobre el césped, tampoco anduvo muy desencaminado a la hora de presentar las enmiendas a esta probable alineación. Hubiéramos estado más orgullosos no acertando el equipo titular y comprobando cómo el técnico llegaba a nuestras mismas conclusiones previas. Le faltaba algún centímetro al lateral izquierdo, acaso al centro del campo y, sobre todo, profundidad en los extremos. Haber apostado por Nieto o Clemente en lugar de Bermejo, pasando Sainz a la derecha y situando a Chavarría por delante del lateral hubiera ajustado mejor ante el poderío aéreo rival y amenazado aún más a una línea de tres centrales y dos carrileros, que sudaba agonía cada vez que el Real Zaragoza conseguía ser profundo por fuera.

A la descuidada espalda de los centrales, quienes tendían a adelantar su línea de un modo algo imprudente, enhebró Chavarría una asistencia deliciosa a Giménez. El delantero centro, con todo a favor y un ángulo que parecía suficiente para su precisa zurda, encontró al portero en lugar del fondo de la red. Nunca es una buena noticia perdonar primero, pero el Real Zaragoza daba la impresión de encontrar circuitos hacia la portería rival cada vez que era capaz de combinar en el centro del campo.

No era sencillo, por las virtudes del rival y porque cualquier central de la categoría tiene licencia para atropellar a Álvaro Giménez mientras intenta proteger de espaldas un balón, y ahí se pierde la opción de que los interiores entren en juego y el ataque progrese. En Lezama también resultó insufrible esta ausencia de equidad en el criterio, pero lo más insoportable es que ocurre casi en cada partido: con nada, el delantero rival canjea faltas peligrosas-; y con mucho a Álvaro suelen decirle que se levante y que no proteste. ¿Qué opinaríamos todos de la incidencia en el juego de este hombre si le cobraran la mitad de faltas que le hacen?

El mismo presunto prodigio del arbitraje español, que permitía a Luengo y a Gil cocinar al Jerez los riñones de Giménez, en aras de que aligerar el partido de interrupciones, tuvo un rapto de vergüenza para señalar como falta una impecable recuperación de Sainz y de Vada sobre Luengo, que parecía alumbrar una peligrosísima contra para el 0-2 aragonés. Para entonces, una internada hasta línea de fonde de Aldalur y un remate en soledad de Olaetxea en un saque de esquina ya denunciaban una menor firmeza defensiva del Real Zaragoza, donde Jair no conseguía ser ganador cada vez que salía de zona y el Amorebieta trataba de aprovechar esos vacíos que se generaban.

Esa tibieza acompañó al central portugués en un despeje fallido, técnica y conceptualmente. Más allá de su mal golpeo, como ya hemos apuntado en los párrafos abiertos para no abonados, no se explica cómo termina por preferir no despejar con la cabeza, cuando su primer paso da toda la impresión de encaminarle a ello. Alguna mirada pudo posarse sobre Cristian -quien tampoco logró dar sensación de seguridad en la pelota parada-, por producirse la acción en el área pequeña, pero la altura y la curva del balón, además del intenso tráfico en la zona, hacían poco aconsejable su salida. Quizá habría que adelantar la línea defensiva en las faltas laterales, pero esa es una reflexión a gran escala, para lo que queda de temporada, y no sólo para este gol en contra.

El vizcaíno Borja Sainz, acostumbrado a los destemplados inviernos de la zona, convirtió en arte las conducciones sobre un césped mojado y resultó un enigma indescifrable para sus marcadores. Se las arregló incluso para rozar un gol imposible -hubiera sido anulado por fuera de juego- sobre la línea de fondo y -como intuímos y echamos de menos ante el Leganés- se convirtió en el mejor aliado de Álvaro Giménez, para dar continuidad a las acciones que el nueve lograba ganar. Lástima que jugará en una banda izquierda, que reduce sus explosivas prestaciones. Con menos juego y más pegada, el Amorebieta pareció más cerca del segundo gol antes del descanso: un sombrero de Olaetxea, un disparto al larguero de Álvaro Peña -fuera de juego- y un cabezazo desviado de Orozko generaron algún escalofrío.

No hubo cambios al descanso y tardaría en haberlos. En especial, por parte del Real Zaragoza, que no hizo sus primeras sustituciones hasta el minuto 77: lo que no se entendía en el 75, se agradeció a partir del 80… JIM desfiguró al equipo y nunca dio la sensación de ser uno más a partir de la clara expulsión de Orozko, por su imprudente tatuaje de tacos en el muslo de Vada. Antes de eso, todavía con igualdad numérica, el conjunto aragonés salió del descanso con la batería bien cargada y ofreció sus mejores minutos del partido. Gámez, apurado por Peña en la primera mitad, comenzaba a asomar en ataque, Petrovic se hacía con las llaves del partido, Francés ya llevaba tiempo siendo el mejor defensa del equipo y Francho y Vada influían en la creación. Con todo, Orozco tuvo la ocasión más clara de ese tramo, culminando una contra con un remate fuera, gracias al gran esfuerzo defensivo de Bermejo.

El técnico del Amorebieta reaccionó a la inapelable expulsión de su delantero, dando entrada a un punta de refresco y ordenándose en un 531, donde los carrileros ya eran laterales y ahí se nos hizo de noche. JIM, que tenía tan claro el once que estuvo casi 80 minutos sin alterarlo, empezó a tomar decisiones, algunas de ellas contradictorias, con un ritmo homorrágico. Lo resumiremos diciendo que, en cinco minutos y dos ventanas, quitó a quienes parecían los tres mejores jugadores de la tarde en el Real Zaragoza: Petrovic, Borja y Giménez. Como resumiría mi compadre Castarlenas: «Quien daba equilibrio, quien desequilibraba y quien aguantaba de espaldas».

En ese mismo lapso, se retiró también Bermejo y entró Eguaras. Llamó la atención el movimiento -producido al mismo tiempo que la salida de Borja Sainz, pero previo a la sustitución de Giménez y de Petrovic-, porque había que comprobar cómo se reordenaba el equipo. Por un momento se imaginó al serbio como tercer central, entre Francés y Jair, dejando la banda para Gaméz y Chavarría, un doble pivote con Eguaras y Francho, la mediapunta para Vada y la delantera para Narváez y Giménez. Demasiado creativo… Se mantuvo el 4141, con Petrovic de pivote, Eguaras como interior y con Francho, Vada y Narváez -muy lento y fuera de sitio- sin saber cómo repartirse los espacios. La solución no mejoró el panorama y no era sencillo no lograrlo. Adrián y Azón entraron a los cinco minutos por Petrovic y Giménez, para completar el momento de autolesión -por quienes salían, no por quienes entraban- que decidimos inflingirnos. Los diez minutos sin el balcánico como ancla, pese a estar con un futbolista más desde hace ya rato, fueron cuando el Real Zaragoza se mostró más a la deriva y estuvo más a merced de su castigado rival.

James ingresó casi sobre la hora, muy probablemente porque el reglamento no permite que reingrese un sustituido. Entró por un Vada que supo jugar un apreciable partido, en un contexto muy desfavorable para sus virtudes. Y pudo ser el inesperado héroe final si emboca una peligrosísima falta en la medialuna, bien forzada por Narváez. Quizá Adrián o Francho hubieran sido mejores opciones, pero el nigeriano se animó y el balón no superó la barrera. En el rechace, además, chocó duramente con Larru -que no Larra- y el no tan prodigio -y ya tampoco tan joven- le compuso una amarilla. Unos minutos antes, Jair -desesperado con el criterio- vio otra por protestar y queda apercibido de sanción, junto a Lluis López. El Real Zaragoza suma su undécimo empate de la temporada -¡en 18 jornadas!- y se lamenta por el frenazo en la tabla de estos dos últimos partidos. Eso sí, mantiene los cinco puntos de seguridad con el descenso y se acerca a cuatro del sexto. Se vienen los tres primeros -Ponferradina mediante- en fila para cerrar la primera vuelta. La partitura nos sonará muy distinta en Navidad, según como se den… Al menos, hasta dentro de un tiempo, Mozart del arbitraje no nos tocará mas.

AMOREBIETA. Unai Marino, Aldalur, Gil, Lozano, Luengo, Seguín, Larrucea, Olaetxea (Bilbao, 66´), Peña (Saizar, 83´), Orozko y Obieta (Guruzeta, 72´).
REAL ZARAGOZA. Cristian, Fran Gámez, Francés, Jair, Chavarria, Petrovic (Adrián, 82´), Francho, Vada (James, 88´), Bermejo (Eguaras, 77´), Borja Sainz (Narváez, 77´) y Álvaro G. (Azón, 82´).
ÁRBITRO: De La Fuente Ramos (comité castellano-leonés). Expulsó a Orozko (min. 67) por parte del Amorebieta. Amonestó a Aldalur, Gil, Bilbao, Larrucea y Guruzeta, por parte del Amorebieta; y a Jair y James, por parte del Real Zaragoza.
GOLES: 0-1, minuto 18: Álvaro Giménez. 1-1, minuto 25: Jair, en propia puerta.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la decimoctava jornada de Liga, disputado en Lezama. 500 aficionados zaragocistas estuvieron presentes en las gradas, pese al incensante aguacero.


Hay un dato muy importante en este equipo. No salen, ni juegan, suficientemente motivados, con fuerza, con garra, con la necesaria enjundia para la 2ª división española. Pienso que eso es mucho del carácter del entrenador. Y hay que cambiarlo ya. Se ganará o perderá, pero hay que «luchar» 90 y tantos minutos, si no en la 2ª estás perdido. Ánimo, a cambiar de actitud.
Hola, Javier!
Todo es mejorable siempre, pero no creo que la falta de carácter sea un defecto principal en este equipo. Si fuera así, no habrían sido capaces de reaccionar ante tantos marcadores en contra esta temporada, ni llevarían apenas tres derrotas en 18 jornadas. Tampoco me parece que le falte a JIM. Desde luego, un entrenador así no hubiera sido capaz de resucitar a un cadáver, como logró hace 12 meses. Cometen errores y hasta insisten en ellos en ocasiones. Hay que detectarlos -aquí estamos para ayudar a ello- y corregirlo rápido, pero me cuesta achacarle falta de actitud a esta plantilla y a este entrenador, de verdad.
Abrazos
En relación al comentario 1 estoy totalmente de acuerdo y yo tomaría alguna decisión, primera dar la capitanía a Petrovic, pero ya, ser buena gente no es ser sinónimo de ser buen capitán y no tenemos capitanes que ordenen ni manden, la bronca de Petrovic a Gámez por perder un balón en banda fue un ejemplo claro. La diferencia cuando está el 4 en el campo es brutal. Lo de ayer es inexplicable, salvo que JIM tenga familia en Amorebieta y no quisiera ganar el partido. Eguaras salió diez minutos y le conté dos errores gravísimos en defensa para ser mediocentro. En fin, sigamos en el tobogán. Abrazos a todos.
Hola, Luis!
No sé si el brazalete, pero coincido contigo en que Petrovic es indispensable, sea cual sea el perfil del partido. Ayer, incluso con uno más y con un rival que buscaba defender el marcador, nos desnortamos y volvimos vulnerables sin él en el campo. Eguaras no puede permitirse perder la posición por ir tan blando a cada duelo y, aún menos, volver caminando como si el peligro rival no le despertara ninguna emoción.
Creo que estamos cerca de encontrar un equipo tipo y que hay irrupciones para ilusionarse -Petrovic, Borja, Álvaro…-, pero JIM debe permitirse y atreverse a jugar con un 4231 y si hace falta, como creo que hizo en Lezama, recuperar el doble lateral para darle a la banda izquierda vuelo con un zurdo, como es Chavarría
Abrazos
Buen día, tengo la impresión de que la derrota contra el Leganés les ha dejado noqueados tal como un boxeador que no se la vio venir, y a raíz de esa derrota tienen dudas todos, incluido el entrenador. Esperamos que se vuelva, por lo menos, al espíritu competitivo del principio.
Saludos.
Hola, Julio!
Diría que el principal problema que tiene nuestro entrenador es que duda poco. O que si lo hace, las respuestas que encuentra son casi siempre las mismas.
Me parece que al equipo ayer le noqueó una falta que no fue -y que defendió horrendamente- y una insoportable diferencia de criterio arbitral en las faltas sobre los delanteros de ambos conjuntos, más allá de unos cambios que llegaron tarde y terminaron por desarmarnos.
Dudemos de cualquier cosa, menos del espíritu competitivo. No creo que lo hayamos perdido. Necesitamos más soluciones futbolísticas -las tenemos- que preocuparnos por otras cuestiones.
Abrazos