Víctor asoma como realidad, inmediata e impostergable, desde que Alierta exhortara al Consejo que Fernández debía ser el hombre del rescate y de lo que pueda venir después. Queda por decidir cómo encuadrar sus poderes deportivos, que sólo si son plenos serán, y si emula la figura tradicional del ‘manager’ en el fútbol inglés, donde una sola persona aúna el rol de director deportivo y el de entrenador. No pondremos su foto todavía -hasta la última imagen de la crónica de mañana, probablemente-, por respeto a quienes todavía están.