21 horas. Gol televisión

Ponferrada o la previa impaciente de una crónica feliz... que ya no puede esperar más

Hay previas que nacen vacías y apenas nada pueden hacer para no sonar huecas. Por más que, como ésta, incluyan novedades estimulantes. Enumerémoslas: la muy probable vuelta de Cristian, la recuperación para la causa de un par de efectivos en la castigada línea defensiva, la apuesta por Francho y James para añadirle filo y fútbol a los pasillos interiores y hasta la entrada del impreciso Zanimacchia por el estéril Fernández. El Toro, incluso, se queda fuera de la convocatoria… en una decisión que parece excesiva, pese a su pésimo rendimiento acumulado.

Todo quedará en casi nada si en Ponferrada no se consigue algo tan difícil como es… ganar. No lo va a ser menos, aunque el rival no sea de los más intimidantes de la categoría -apenas asusta su eterno martillo brasileño, Yuri- y protagonice, en los últimos cinco partidos, una de las pocas rachas, en cuanto a puntos sumados y a goles a favor, comparables con el anémico conjunto aragonés. En las horas previas al partido, Papu ha dado positivo en el PCR al que se sometió tras volver de jugar con su selección y la propiedad anuncia que sigue reduciendo la deuda, en su riego por goteo: a base de vender lo que mejor se mueva y comprar con monedas.

Sufrido el primer zarandeo del calendario, denso como ningún otro inicio de campeonato, se imploraba un respiro de fútbol que permitiese acumular entrenamientos y acelerase el proceso de Iván Martínez con la plantilla. Siempre se ha dicho que lo mejor, tras una derrota, es que venga otro partido rápido. En cambio, cuando se han acumulado muchos en poco tiempo y ninguno ha dado una sola alegría, lo único que puede sanarte es un pequeño parón, que cicatrice y rearme.

A esa doble labor se ha entregado la plantilla del Real Zaragoza desde que el estimulante debut del nuevo técnico, el viernes de la semana pasada, no dio para sostener una ventaja encontrada tras el gol en propia meta de Bolaño. Se mejoró las sensaciones y, sobre todo, se evolucionó la unidimensional propuesta de Baraja. Sólo hace falta querer ir al río para encontrar agua. Tres centrocampistas para, por fin, intentar ser capaces de gobernar con balón y de ejercer una oposición responsable sin él.

Se hace el símil parlamentario para hilarlo con la decisión, que pareció política, de priorizar a Zapater y a Javi Ros como titulares en el estreno del nuevo entrenador. Ambos están para ser tenidos en cuenta, pero a ninguno le alcanza físicamente para ser titular en ese espacio medular. James y, sobre todo, Francho revitalizaron el mediocampo durante la segunda mitad y, con su actuación, reservaron plaza en el inminente once ante la Ponferradina. Se lo aseguraron ambos, si bien Igbekeme no termina de despegar y quizá Buyla no esté tan lejos de opositar a su plaza: acolcharía más a Eguaras y protegería mejor las necesarias cabalgadas de Chavarría.

A Tejero, el rombo y su consecuente necesidad de contar con laterales profundos, le llega exprimido, tras tener que cubrir la vacante de Vigaray -cada tres o cuatro días- durante seis interminables semanas. Su motor suplica un respiro, aunque dependerá de que, tanto su compañero de posición como Jair, tengan las fibras suficientes para ser de la partida. Más dudas presenta el brasileño quien, si arranca como suplente, situaría a Vigaray en el centro de la defensa, formando pareja con Guitián. Podría parecer lo más académico, pero yo consideraría a Zapater como activo para la rotación defensiva, en estas semanas de tanta escasez en la zona y dado que el centro del campo, ya con Adrián cerca de reaparecer, se muestra más generoso de recursos. Incluso ante una futurible y puntual ausencia de Chavarría… Pero aquí lo valoraría como hipotético central, ya que ha demostrado marcar mejor el terreno que Vigaray, cada vez que han tenido que desempeñarse como centrales de emergencia.

El rombo puede ser más un diamante si, como parece, Zanimachia asoma en el equipo titular y ayuda a dibujar un piramidal 4-3-2-1. Con estos mismos nombres, también se puede recurrir al 4-1-4-1 -abriéndose Bermejo a banda izquierda-, que tan saludable se mostró durante el cuarto de hora ante el Oviedo previo a la fatal roja directa de Francés. Y hasta el romboide 4-3-1-2, con el italiano, de doble falso nueve, acompañando a Narváez, aunque lo más normal sería que Martínez recupere ese sistema en la media hora final, cuando dé entrada al redimido Vuckic. El esloveno será, junto con el juvenil Azón, la principal bala ofensiva en el banquillo, ya que no habrá Toralín para el Toro… Ojalá sea un toque de atención, o tenga alguna explicación más profunda, y no vayamos dejando cadáveres a varias semanas -y muchos partidos- de que se abra el mercado de invierno.

📷Alfonso Reyes

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