
Pablo Díaz Stalla

REAL ZARAGOZA 1998-2004. CAMPEÓN Copas del Rey 01, 04
IVÁN Y DIEZ MÁS
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Que Azón sea el revulsivo, pero desde el primer minuto
Los jugadores se ponen y se quitan solos, suele decirse en el mundo del fútbol. Una frase que hemos escuchado a varios entrenadores, y a no menos analistas, para tratar de explicar alguna decisión poco entendida por el aficionado y que pierde toda su validez si la acercamos al extraordinario presente de Iván Azón. El canterano, muy bien cocinado hasta hace poco por el cuerpo técnico, con cuidado y paciencia, ha hecho estallar el cascaron a base de goles y ya no se sostiene la insistencia de JIM en que no sea titular y salga a jugar apenas la media hora final. Ha pasado a ser un lujo no contar con Azón en el campo y no estamos para no permitirnos lujos. Se trata del delantero más en forma del Real Zaragoza. Que sea un revulsivo, pero desde el primer minuto de partido. A su entrega, garra, intensidad y poderío físico marca de la casa, añade ya tranquilidad y claridad en la toma de decisiones y -lo más diferencial para un delantero- a la hora de definir ante la portería rival. Transmite energía, confianza e intensidad, que contagia y empuja a compañeros y afición a creer en goles sobre la campana, contra el último ante el Amorebieta, cuando parecía que la derrota iba a ser el resultado definitivo. Debe ser titular en Tenerife. Él solo se ha puesto y nadie debería quitarlo mientras se lo siga mereciendo.
Ante las ausencias, hubiera optado por dos titulares con ficha del filial
Había un factor lateral, por si era necesario, que también conspiraba a favor de la titularidad de Iván la pasada jornada. Debido a la plaga de ausencias, especialmente en el mediocampo, hasta seis futbolistas con ficha del filial -con dorsal por encima del 25- integraban la convocatoria. Se sabe que, salvo que el Covid intervenga, debe haber un mínimo de siete jugadores del primer equipo -dorsales del 1 al 25- al mismo tiempo sobre el terreno de juego. Lo más recomendable, desde mi punto de vista, hubiera sido apostar por dos de estos seis como titulares y no sólo por uno –Borja Sainz-, ya que habría dado más flexibilidad al entrenador a la hora de tomar decisiones durante la segunda mitad, con los recursos que se reservaba en el banquillo. No había demasiado margen, es cierto. Se contaba con el regreso de Bermejo, incluso como titular, y el madrileño se cayó de la convocatoria la misma mañana de partido, al no terminar de superar sus molestias en la espalda. Zapater, Vada y Eugeni quedaban como únicos centrocampistas sanos de la primera plantilla y, como era de prever, los tres fueron titulares.

El ‘Amore’, superior en el juego aéreo, acabó con el ¿último cartucho?
Quizá se trataba del último cartucho para seguir soñando con la sexta plaza y, tras el empate final, parecen quedar ya muy pocas opciones de alcanzarla. Borja Sainz se destacó en la primera mitad. Con sus rápidas transiciones, fue un puñal por la banda derecha. De sus botas salieron los mejores centros. Un par fueron rematados por un mejorado y móvil Sabin Merino, que no encontró puerta en ninguno de ellos. También pudimos ver a un Amorebieta superior en el juego aéreo y en la estrategia -la baja de Petrovic hacía intuir que pudiera suceder-, y que falló dos ocasiones muy claras precedidas por sendos fallos gruesos del Real Zaragoza: un mal despeje de Chavarría y una entrega suicida de Cristian a Guruceta. Ni éste, con toda la portería libre, ni antes Nolaskoain acertaron en sus remates. Menos mal.
Borja estaba siendo el mejor y no se entendió su pronta sustitución
Borja Sainz arrancó la segunda mitad como dejó la primera. O mejor aún. A los dos minutos, disparó al palo un centro tenso de Chavarría desde dentro del área. Su sustitución tan temprana, siendo el más destacado en ataque y sin parecer fatigado en exceso, nos dejó a todos extrañados: sólo alguna molestia física o el ya comentado sudoku de los dorsales -recordemos que Borja luce el 26- podrían justificar ese movimiento. Poco a poco, pese a la entrada de Azón y de Puche, el equipo se fue apagando. Cedió el centro del campo y no conseguía salir con peligro, ya que el balón se perdía demasiado rápido. El Amorebieta, bien colocado y aumentando su intensidad, fue imponiéndose y creando peligro hasta conseguir el gol, rematando en el primer palo un corner. Todo parecía perdido, por quedar sólo diez minutos y por las sensaciones menguantes en las que llevábamos minutos instalados. Quedaba la esperanza de una jugada aislada, más aún estando Iván en el campo. Gámez puso un muy buen centro en el último minuto del añadido y Azón entró por la ventana para cabecear a quemarropa y gritar un empate, que apenas suma pero que evita grandes restas. Las cuentas parecen claras: Iván y diez más.

También cabría lo de Francés, Francho, Azón y ocho más.
Para mi son las tres cepas desde las que completar el ramaje de un equipo que ya el año pasado se salvó gracias a estos tres.
Con Azón olvidado, opino que se ha perdido un año en el avance hacia la única meta posible.
Sigo pensando como en verano: el equipo juvenil al poder y pocos pero buenos fichajes muy elegidos. Se optó por cantidad y rellenar el vestuario con otro carrusel de cambios. Posiblemente con esa veteranía de los jugadores captados se ha buscado prevenir e impedir una debacle como aquella de la temporada pasada.
Pero creo que, a la vez, ha impedido la progresión de una plantilla más joven, comprometida y con mayor margen de mejora para acercarse, como digo… hacia la única meta posible.
Se aproximan momentos decisivos para la cantera y para el Real Zaragoza, nos jugamos el futuro a una carta con la «venta», no de los coj… , sino de la falta de los mismos para haber invertido mejor en la sostenibilidad económica y el crecimiento deportivo del equipo, con proyecto y criterio.
La impaciencia contagiosa de no cumplir un difícil objetivo deportivo con la escasez de medios dispuestos para lograrlo, e ir cercenando al equipo malvendiendo a sus pilares, para mantener viva la SAD hasta conseguir «su» verdadero fin (por parte del Consejo) que no es otro que el negocio que tiene como base la construcción de un nuevo estadio, su explotación y su ubicación.
La desgracia del Real Zaragoza ha sido (y, por ahora, sigue siendo) estar ligado a ese negocio obviando lo deportivo y el rehén de las voluntades de buena parte de la afición a la hora de votar para lograr tener en la política las afinidades que se requerían para su negocio, y el «calla y paga» en cuanto a valorar o tener en cuenta opiniones en lo deportivo.
Nos encantan y alegran esos partidos en los que, pese a todo, debuta un canterano que nos representa o nos llega un buen jugador de otro club que nos hace valorarle futbolisticamente como «uno de los nuestros» por lo que nos aporta tanto como profesional como en lo personal. No ha habido tantos momentos de estos como hubiéramos querido y, cuando se han producido, en menos de una o dos temporadas eran fichados por otro equipo con más potencial económico y maldecíamos por no haber logrado el ascenso para poder retenerlos en nuestro equipo y seguir creciendo juntos… o la falta de inversión, ideas, asociación, etc. por parte del Consejo para aumentar las posibilidades deportivas con un equipo mejor, sin necesidad de «tirar la casa por la ventana».
Parecía, y sigue pareciendo evidente, que la solución no estaba ni está en fichar un buen número de jugadores nuevos, sino el número suficiente de buenos jugadores para fortalecer y hacer crecer al equipo con una base de jugadores de la cantera (buenos, que los hay, y potencialmente buenos, que se pueden ir haciendo con minutos). Así se acrecienta y fortalece un club (ahora SAD) y su afición se identifica más con él. Un ejemplo fue la Real Sociedad, y así se esperaba actuar cuando se descendió con Agapito, y así se «vendió» o se nos dio a entender con la llegada de la Fundación 2032 (que a mí me dio un escalofrío cuando escuché el nombre, por lo que suele estar asociado mercantilmente a la «utilización» de esta fórmula (dispersión/elusión de responsabilidades jurídico-económicas, generalmente), pero CAMPO, CAMPO Y CAMPO… ¿VENDER, VENDER, VENDER?
En cuanto al artículo, nada que objetar. Muy bien expuesta la situación, los problemas surgidos y las consecuencias… se nota y mucho «haber sido cocinero antes que fraile» y esa sinceridad innata. ¡Chapeau, Don Pablo!