HUESCA 1 – 1 REAL ZARAGOZA. Tarjeta regalo (J.32)

TARJETA REGALO

El Real Zaragoza, con uno más por expulsión de Pulido, se adelantó rápido con gol de Bebé; pero una roja compensatoria de López Toca a Zapater y el empate de Obeng sobre el descanso le quitaron la música a la tarde. El Huesca generó más

🐾 Javi Hernández (@SepiaHdez)

📷 Alfonso Reyes (@Futbolgrafo)

Durante cinco minutos, todo se puso de cara para el Real Zaragoza: el indiscutible padre en este todavía embrión de derbi aragonés. Una roja inapelable a Pulido, por operar sin anestesia el astrágalo derecho de Simeone, vivió una continuidad feliz cuando Bebé envió a guardar un balón huérfano dentro del área local. Incluso pudo marcarse el segundo, si Giuliano asiste a Vada en lugar de abrir a Gámez por derecha. El Huesca estaba contra las cuerdas, casi inconsciente, y ahí Zapater cometió una imprudencia que López Toca elevó a compensación y le cambió el rumbo a la tarde

No todo fue responsabilidad del árbitro, por supuesto. Siempre que hubo igualdad numérica en el encuentro -más de 80 minutos- el Huesca supo llegar con más claridad a la portería rival y generar más peligro. En el escaso tiempo que separó la muy controvertida expulsión de Zapater y el descanso, igualaron el marcador y se retiraron a vestuarios con la estimulante sensación de haber vuelto a la vida tras superar un paro cardiaco. El masaje que lo hizo posible venía incluido en una colorada tarjeta regalo.

Ziganda decidió reaccionar de inmediato a la pérdida de Pulido. Media hora antes, su club le hacía un homenaje por haber alcanzado los 200 partidos con la camiseta del Huesca. El técnico navarro retiró al siempre amenazante Joaquín para dar entrada al otro Pulido, ex del Fuenlabrada y también central. Pasó a ordenarse en un 441, con Obeng sólo en punta. No le salió bien. Apenas tres minutos más tarde, Gámez puso un centro raso al área, la defensa despejó de manera imperfecta y Bebé dijo hola con un disparo que pareció un pase a la red, viniendo de su cañón derecho.

El centenar largo de aficionados del Real Zaragoza, ubicados en la esquina de ese fondo del Alcoraz, tuvieron una posición privilegiada para ver la acción y para celebrar el gol con sus jugadores. En un par de pestañeos, el Huesca se había quedado con un jugador menos, iba por detrás en el marcador y ya no disponía de su delantero más talentoso sobre el terreno de juego. Su herida sangraba y no tenía buen aspecto, pero la salud podía mejorar si el rival no lo remataba o daba un paso en falso.

Sucedieron las dos cosas. Giuliano eligió mal en una contra, donde Vada le desdoblaba solo a su izquierda para quedarse mano a mano con Andrés Fernández. Prefirió proyectar a Gámez por derecha: el pase de la muerte de éste dio en Florian Miguel y se marchó a córner. Ese segundo gol hubiera sido un golpe de gracia que el Huesca sintió muy cerca. Apenas algún minuto más tarde, Zapater levantó demasiado la pierna para lo que pedía la acción, el momento y el brazalete. Sielva acercó la cabeza y puso gratis los posteriores efectos especiales para que la grada explotara, sus compañeros apretaran y el árbitro no tuviera ningún interés en que la tarde derivara en un conflicto diplomático. Roja directa y al VAR ya iremos otro día que esté todo más tranquilo.

En el fútbol casi nada es garantía de nada. Te puede salir igual de mal reaccionar de inmediato -como hizo Ziganda- o esperar al descanso para no gastar una ventana de cambios que puedas necesitar en la segunda parte. Escribá prefirió guardarse el cambio de Alarcón durante los diez minutos que le quedaban a la primera mitad y se resituó también en un 4141, con Puche a la derecha y Vada con Francho, en un poroso doble pivote.

La decisión estuvo a apenas unos segundos de salir bien, por más que se intuía un riesgo excesivo ante la electricidad que generó en el Alcoraz recuperar la igualdad numérica. En el último minuto de un añadido de cuatro, Ratiu dispara duro y colocado desde media distancia, Francés decide no dejar en fuera de juego a Obeng y situarse por delante suyo para negarle un posible rechace. Cristian lo concede -pese a lo meritorio de su parada- y Francés pierde la marca del potente delantero ghanés, que llega antes que nadie y la cruza sin oposición para llegar empatados a todo al descanso.

Alarcón sustituyó a Puche -las jerarquías mandan- y Vada pasó a la derecha, cuando el canterano parecía mejor opción ahí: por trabajo y amenaza al espacio. El chileno hubiera sido una buena opción de inicio para ganar un mediocampo que tuvo sus apuros en la media hora inicial del partido, antes de que la tarde se enrojeciera. El propio Obeng remató milagrosamente al poste tras un ataque oscense, donde Joaquín trajo de cabeza al centro de la defensa zaragocista. No fue el mejor partido de Francés, este tampoco -ojalá el siguiente lo sea-. Nada más comenzar la segunda mitad, no intercepta un balón en banda derecha, Obeng se interna en el área y el omnipresente Ratiu supera a Cristian con un disparo cruzado. Entre Gámez y el propio Francés sacaron el balón sobre la línea de gol.

El Real Zaragoza tuvo más posesión en la segunda mitad, pero el balón apenas salía de los triángulos infinitos que proponen los centrales: a veces con Cristian, otras con un mediocentro. Vada tuvo el segundo al rematar desde el punto de penalti un buen centro raso de Nieto, pero Pulido cruzó su cuerpo y el balón se marchó a córner. El Huesca era un puñal por derecha, con Ratiu y Valentín sobre Nieto, ante el absentismo defensivo de Bebé. Bermejo y Eugeni entraron por el portugués y por Valentín a falta de un cuarto de hora. Ziganda dio entrada a Marc Mateu y el peligro local cambió de banda.

Cristian tuvo que emplearse con su eterna prestancia en una volea de Florian Miguel desde banda izquierda y en un intento de gol olímpico de Mateu. Gueye sustituyó a Giuliano en los minutos finales y, pese a que resultó invisible para el algoritmo que puntúa en Magníficos, le dio tiempo a rondar el gol en dos ocasiones: una llegada a Francho hasta línea de fondo, que sólo Blasco evitó que su centro le llegara a Pape al área pequeña; y un posterior disparo forzado cerca del punto de penalti, que se perdió alto. Hubiera sido poético y dado para mucho ganar el partido en el Día del Pape. No pudo ser. Cuando parecía encarrilado, Zapater vio una roja excesiva, al padre le arruinaron su día y López escribió en una tarjeta regalo roja: hoy no Toca.

SD HUESCA: Andrés Fernández; Ratiu, Blasco, Jorge Pulido, Florián Miguel; Timor, Sielva (Kento, 79′), Gerard Valentín (Kanté, 88′); Juan Carlos (Marc Mateu, 79′), Joaquín (Rubén Pulido, 30′) y Obeng.

REAL ZARAGOZA: Cristian; Fran Gámez, Francés, Jair, Nieto; Zapater, Francho, Vada (Eugeni, 77′), Bebé (Bermejo,, 77′); Puche (Alarcón, 46′) y Simeone (Gueye, 83′)

ÁRBITRO: López Toca. Amonestó a Bebé (41′) y Francho (75′). Expulsó con roja directa a Pulido (28′) y a Zapater (35′).

GOLES: 0-1 Bebé, 32′; 1-1 Obeng, 45+3′.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la trigésimo segunda jornada de Liga, disputado en El Alcoraz. 8.000 espectadores.

2 comentarios en “HUESCA 1 – 1 REAL ZARAGOZA. Tarjeta regalo (J.32)”

    1. Javier Hernández Aguirán

      Muchas gracias, Luis!!
      No hay que confiarse, porque la Ponferradina no anda lejos y sólo el infortunio permanente hace que Málaga, Lugo e Ibiza no consigan ganar unos últimos partidos que han tenido realmente cerca. Quizá haya que estar más cerca de los 50 puntos de lo que se cree para asegurar la salvación y todavía tenemos 39
      Creo que sí tenemos alma, pero nos falta muchísimo fútbol
      ABRAZO

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