"va por ti, papá"

ALFONSO REYES @futbolgrafo

Fotografía obligada. Si una imagen debía inaugurar esta sección, ésa era la de la afición regresando a La Romareda. Selecciono ésta porque me parece que va a ser su ‘selfie‘ del verano. La mirada del chico es la entusiasmada de un niño por volver a su estadio. Si te fijabas en la grada en los prolegómenos, podías apreciar muchísimos abrazos, de amigos de localidad que estaban acostumbrados a verse cada 15 días y que han estado sin hacerlo 17 meses por esta pandemia… Hubo mucha emoción, mucha felicidad previa, y sirva esta fotografía para reflejarla.

Desde hace un tiempo, creo que con buen criterio, se ha establecido la costumbre de rendir un minuto de silencio antes del primer partido de cada temporada, como homenaje a los aficionados fallecidos durante la anterior. Siempre he tenido la sensación de que son los minutos de silencio que se viven con mayor silencio y durante todo un minuto. Después de esta época tan dura para todos, quizá era un minuto más necesario que nunca y, durante el mismo, cuando estaba pensando en el vínculo que el fútbol es capaz de generar entre padres e hijos, hubo un grito de una chica desde la grada que me provocó un escalofrío: «¡Papá, va por ti!». Todavía me emociono al recordarlo. Fue muy bonito vivir ese momento con la afición.

Podría ser la imagen de Cristian Álvarez celebrando un gol, si no fuese porque todos sabemos que no marcamos ninguno en este primer partido. En realidad, se trata de un retrato de cómo el arquero vive cada momento del partido, siempre atento e intenso, siempre conectado y dando indicaciones a sus compañeros. Además, resultó especialmente gratificante asistir al cariño que la grada dedicó a su gran ídolo en todo instante, incluso durante el calentamiento anterior al encuentro.

Azón remataría en plancha hasta una pared para atravesarla y aquí, tras una chilena defectuosa, intenta llegar al balón con la cabeza, pese al despeje destemplado de González: cuya rotundidad se aprecia en el gesto reflejo de Bermejo. Suerte que Iván no llegó, porque un hipotético penalti no hubiera compensado la violencia del impacto.

Esta fotografía la seleccioné en una segunda mirada, el día siguiente del partido, tras escuchar las declaraciones de Adrián en zona mixta, donde apelaba a la necesidad de que los jóvenes se acostumbraran rápido al nuevo escenario con público en las gradas. Creo que lo hizo de manera muy respetuosa e incluso aquí, sobre el terreno de juego, fue lo suficientemente discreto como para que pasara desapercibido, pero esa exigencia formativa de los veteranos líderes hacia los más jóvenes -como hizo Cristian en alguna ocasión la pasada temporada- creo que es positiva. Desde fuera, eso sí, no debemos volvernos locos y empezar a criticarles porque pueda costarles unos partidos dar ese paso. Adrián salió muy enchufado al terreno de juego y se le notó muy dolido por haber cedido este empate.

Como sucede con los aficionados, los fotógrafos le prestamos especial atención a los primeros minutos de los recién llegados. Borja Sainz dejó algún destello y hasta buenas sensaciones, imaginando lo que puede dar, pero estuvo impreciso y algo precipitado. Sirva esta imagen como ejemplo: un centro suyo más templado hubiera encontado la cabeza ganadora de Adrián, pero le imprimió demasiada potencia y terminó siendo irrrematable.

La otra cara de la moneda resultó Petrovic. Avisó en su presentación que todavía no estaba para jugar y lo confirmó. No saquemos conclusiones precipitadas en ninguno de los dos casos. Yo creo que Petrovic, en cuanto alcance su mejor estado de forma, va a ser un muy buen refuerzo y el centro del campo notará su presencia. Quienes hemos jugado, aunque haya sido a un nivel aficionado, hemos valorado hacerlo con un compañero de un físico superior a nuestro lado.

Esta imagen se explica por sí sola. Minutos de descuento, resultado más apreciado por un equipo que por otro: estiramientos de recuperación para unos y gestos de desesperación en otros. Nosotros, en este caso, somos los segundos…, pero hubiéramos hecho lo mismo -o muy parecido- de ser los primeros, seamos honestos. El gesto de Narváez es más que explícita y la composición quedó como si hubiésemos podido preparar la escena con antelación.

Cerramos este primer FUTBOLGRAFÍAS con una imagen que es una metáfora en sí misma: el balón le tapa la cara a Narváez, quien muy probablemente termine siendo vendido antes del cierre del mercado, e irrumpe Puche: el último canterano que parece haber derribado la puerta y que muestra muy buenos detalles cada vez que JIM le concede una oportunidad. Son días de cambios y de ir definiendo roles en una plantilla. Ahí se abre una rendija y Puche parece mirarla con la misma determinación con la que observa la pelota en esta fotografía.

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