Fuera de foco

Atrápame si puedes
El Real Zaragoza confirma en el Tartiere que algo no funciona. El equipo vuelve a competir, pero las carencias en ataque lo alejan de los puntos. Hay que revisar alguna tecla, sin tirar el piano por la ventana
Biopic sobre uno de los mayores estafadores de la historia. En los años sesenta, el joven Frank Abagnale Jr. se convierte en uno de los delincuentes más buscados de Estados Unidos, gracias a su extraordinaria habilidad para falsificar cheques. Carl Hanratty es el agente al que se le encomienda la misión de capturar al ladrón y llevarlo ante la justicia: tarea a priori sencilla para un organismo como el FBI, de recursos ilimitados, pero que acaba convirtiéndose en un auténtico quebradero de cabeza por las camaleónicas aptitudes del impostor. Frank Abagnale va siempre un pasito por delante de Carl, adoptando diversas identidades (médico, abogado, piloto…) que le permiten burlar a sus perseguidores y seguir gozando de la vida que él siempre ha deseado tener. Un cóctel de ritmo trepidante, mezcla perfecta de thriller y comedia, interpretado por un cuarteto de auténtico lujo: Di Caprio, Tom Hanks, Christopher Walken y Amy Adams, que se divierten bajo la batuta del maestro Spielberg. También el director parece disfrutar a los mandos de una película donde se permite el lujo de introducir ingredientes que apenas aparecen en su vasta filmografía anterior. El genio experimenta… y el público lo celebra.

Toca reinventarse, está claro. Hay teclas distorsionadas, y el piano desafina. Ojo, que esto estaba en el guion, así que no empecemos a flagelarnos antes de hora con el requiem de Mozart y el ‘qué malos somos’, como hacemos siempre que vienen curvas. Esto podía pasar, y el que se niegue a aceptarlo que analice con lupa eso de ‘a entrenador nuevo, victoria segura’, cuya máxima no siempre amparan las estadísticas. Dice victoria, en singular, porque en el infierno es muy complicado encadenar una serie infinita de resultados favorables: las dinámicas van y vienen, según sople el viento, y el efecto sorpresa que suele acompañar la llegada del nuevo entrenador tiende a evaporarse con el paso de las jornadas. Los rivales nos estudian a fondo, como nosotros a ellos. Saben que ofensivamente nos cuesta generar jugadas de peligro, porque, a pesar de contar con buenos pasadores en el medio, nos faltan puñales que rompan al espacio; conocen las incorporaciones de Vigaray y las conducciones de Bermejo; y saben que nuestro delantero aguanta bien el balón, pero les da igual: Alegría recibe siempre de espaldas a la portería rival, tan lejos del área y en una posición tan incómoda, que hacen falta demasiadas carambolas para que algo bueno fructifique de entre tanto despropósito. Lo dicho, hay que revisar alguna tecla, pero no tirar el piano por la ventana. Hay muchas cosas que seguimos haciendo bien. Basta con recuperar un poco de dinamismo en la zona de creación, que los jugadores vuelvan a atreverse a dibujar acciones fuera de carta y, sobre todo, que JIM acierte a diseñar un nuevo disfraz que pueda pillar al rival desprevenido.

Entretenida película, con un elenco espectacular.
Dices bien, en lo de mirar las teclas y no tirar el piano, lo malo es, que dos de las teclas más lúcidas, no van a estar el próximo partido, porque algo falla en la medular, cuando tus delanteros, excepto Narváez, que entra desde la banda y Azón, llevan 0 goles.
No es normal ni de lejos, ¿no será que nuestro problema mayor, está en la creación de oportunidades, y no en la finalización de las mismas?
Salvo contados partidos, ni llegamos ni tiramos a puerta.
Habrá que llamar a Spielberg, para que dote a nuestro delanteros y mediocentros, de la imaginación y descaro, que hizo de Frank Abagnale Jr. la envidia de muchos y el dolor de cabeza de unos pocos.
Totalmente de acuerdo, Edu!
Necesitamos generar ocasiones y jugar 15-20 metros más adelante.
Abrazo