DIVÁN AZÓN (septiembre)

José Mendi

DIVÁN AZÓN

El 20 de agosto en La Romareda: materia de psicoanálisis 

El psicoanálisis es una teoría psicológica, creada por el médico austriaco Sigmund Freud, que se popularizó gracias al actor y director de cine norteamericano Woody Allen y que se vive e identifica con la cultura argentina. Lástima que esta brillante elaboración mental, que tantos sueños nos ha hecho perder y analizar, dé mucho juego analítico pero no funcione como psicoterapia útil para curar a nuestros pacientes. Los protagonistas del psicoanálisis son tres: los instintos (el Ello), la conciencia moral (el Superyó) y nosotros (el Yo), que vivimos emparedados entre las tensiones que generan los dos primeros elementos. Como comprenderán, estoy hablando de fútbol y de nuestro Real Zaragoza. Sólo desde esta tormenta del comportamiento podemos intentar explicar lo ocurrido en la capital maña, un sábado 20 de agosto, tras abrirse las puertas de La Romareda. Entre el instinto de la pasión blanquilla del Ello reprimido estos meses y la formalidad institucional de un palco en forma de Superyó, estábamos tantos Yos zaragocistas… que al fin éramos nosotros.

El equipo vive todavía en conflicto con sus traumas: se comunica mejor con la pelota, pero no tanto con los resultados

El equipo juega bien, pero vive en conflicto con sus traumas. Esto le lleva a una especulación elaborada con la pelota. Habla con el balón, no discute con el contrario. Se comunica con el deporte y no tanto con los resultados. Mima la estrategia, aunque es prisionero de una táctica a la que le faltan piezas. Podría jugar, horas y horas, agotando al contrario a base de prosa y poesía futbolística. Pero antes ganaría el Nobel de literatura balompédica que tres míseros puntos de frialdad numérica. Y en esto, el arte de los argentinos se fusiona con el psicoanálisis. Un artista crea, disfruta y enamora. No le interesa vender su arte, aunque se muera de hambre. El Real Zaragoza juega a ritmo de tango. Acompasado y delicado, se aferra con buen gusto al balón con el que baila de forma voluptuosa. El equipo juega de la misma forma que Gardel lo hacía con el tango. Sensual con la pelota y puritano con un gol, al que nunca acaba de besar por muy cercana que esté su pareja. El drama es que jugamos a ritmo de tango contra el Levante, pero terminamos con una milonga cartagenera. Digo yo que entre la sutileza del tango y la promiscuidad del perreo podemos llegar a una relación futbolística que nos satisfaga a todos. Aunque a Jorge Mas siempre se le note en el rostro que está lleno, al menos, de orgullo y satisfacción.

Un aparte para analizar a Simeone y a Vada, como psicólogo boludo que soy 

Como psicólogo boludo que soy (ya que analizo las pelotas del fútbol), les veo un sentido freudiano a los jugadores de nuestro equipo que portan genética argentina. En Cartagena, sumando a los rivales, podrían hacer con Marco y su mamá una familia numerosa. El psicoanálisis intenta superar los fantasmas del pasado que nos traumatizan la vida presente. Esto podría servir para el italo-argentino Giulano y para Vada. En cambio, con el rosarino de Cristian, los malévolos fantasmas van en dirección contraria y son los que huyen del cancerbero antes de que los convierta en caspers del balón. Simeone y Valentín, luchan con su identidad. El hijo del Cholo se obsesionó en asesinar a su padre frente a los granotas y, en cambio, creció en Cartagonova, cuando se independizó de la sombra de su progenitor. Veremos qué tipo de hijo salta al césped el domingo, si el hijo prodigio o el pródigo. Dicho esto ¿tenemos derecho a quitar la ilusión al pibe delantero? No, y menos a recriminarle. Este escenario me recuerda la famosa película de Narciso Ibáñez Serrador: “Quién puede matar a un niño” (1976). Dejemos madurar al chaval ya que la juventud es algo que se va curando con los años. Al fin y al cabo, hemos fichado a un cholín y no un chollín. Su colega Vada se encontró donde no quiere estar. O demasiado cerca, perdonando al Levante de Cárdenas; o demasiado lejos, disparando más a los marcianos que a los murcianos. Valentín no es un ratonero de área pequeña, es un gato de área grande.

El mediocampo, sólido y de pie preciso hasta ahora, naufragó bajó una luna sin lluvia en Cartagena

El equipo ha cambiado por el centro. Pero también se desequilibra con facilidad en esa zona ecuatorial. El jugador más vistoso es Molina, no por su forzado dorado de testa, sino por su control natural del pase idóneo. Ya lo dice el refrán: Mediocentro rubio de bote, poco gol y mucho toque. Manu está destinado a ser nuestro playmaker. Sin embargo, la piedra de bóveda es Jaume. Sólido y efectivo en la inauguración de La Romareda, pero tembloroso de piernas (y manos) contra los blanquinegros. Si consolida su flexibilidad y firmeza del inicio, Grau hará que el bloque juegue más ‘junco’. Y llegamos a donde estamos, desde que comenzamos. Una línea ofensiva en busca de la delantera perdida. Narváez sigue sin resolver el sudoku del gol. De hecho, Simeone ya le ha adelantado por el centro, como referencia de ataque. Mollejo brilla con luz propia: se refleja a sí mismo con más voltios que vatios futbolísticos, pero sigue sin encender el interruptor del gol. La velocidad de Larra se revela eficaz para sumar desde su carril, poniendo balones que espera el Godot de la delantera. Los mediapuntas tocan con soltura el segundo violín balompédico, estirando el tiempo, mientras confirman la teoría de la relatividad ofensiva en ausencia de solistas.

No sabemos cómo se ideó un ERE encubierto en la güija de Sanhellí. Desconcertó la penúltima propuesta de reducir un 10% el salario de la plantilla

Las noticias y rumores se suceden estas últimas horas de subasteros. Pero me preocupan más los traumatismos psicológicos que afectan al bolsillo. No sabemos si se ha manifestado un ERE encubierto en la güija de Sanhellí. Nuestro equipo (como todos) está compuesto por jugadores profesionales, no por apostadores. Nadie se reduciría su nómina pactada de inicio, para ver si en la lotería de resultados la empresa tiene beneficios que nos repercutan positivamente. Hay salarios individuales y primas por objetivos, que deben ser más colectivas que particulares. Esperemos que el espíritu de los recortes recoja su guadaña y vuelva al mundo de las tinieblas. El conflicto de grupo es más destructivo que la carencia de jugadores para llegar a la meta. Estas barbaridades son más peligrosas que las varvaridades que suelen azotarnos. Volvemos al psicoanálisis plasmado por el cómico norteamericano Allen en sus películas. Si vienen, o se quedan, los tormentosos jinetes del apocalipsis en el vestuario blanquillo, existe el riesgo de que la pelota (spoiler), como el anillo de su maravillosa ‘Match Point’ (2005), no caiga esta vez en el lado beneficioso del equipo de Carcedo.

Hoy estrenamos septiembre y a las 23.59 horas, por fin, se cierra el camarote de entradas y salidas del fútbol español. 

Llegamos a septiembre con tumultos de llegadas y salidas en el camarote zaragocista de los hermanos Mas. Chavarría, que no jugó el viernes, se ha recuperado de sus molestias a la velocidad del rayo y ya ha puesto rumbo a Vallecas. Quinteros se suma a Amador, en la defensa, intentando que el dúo dinámico sea una pareja de jairos. La zona izquierda se quiere regar a base de Fuentes. Llega un delantero senegalés, que ya ha hecho y deshecho la maleta más veces de las que ha pisado La Romareda. Hablamos de Makhtar Gueye. Sólo su nombre asusta. El envoltorio, imponente, aún más. Esperemos que el contenido no sea tan impotente como sus antecesores foráneos. En fin, a ver cómo termina la jornada esta noche de los fichajes largos. El Zaragoza ha sondeado el mercado, pero es más de baratillo. Con tantas sinergias, uno ya duda de si con esa palabra se refieren a la ETT del mismo nombre. Lo que está claro es que necesitamos recuperar cuanto antes al punta más agudo de la liga española. Y no sólo hablo de fútbol. ¡A ver cuántos equipos tienen un delantero que ponga el acento, con tanta contundencia y tilde, en todas las palabras de su carné de identidad! Y además, no hay psicoanálisis que valga si el paciente no se tumba en el diván a relatar sus vivencias ante el terapeuta. Por eso es imprescindible disponer de un buen Diván Azón. En fin, siguiendo con Freud, está bien la atracción de este Real Zaragoza de toque y control, de tango y jota, de cariño y de sensualidad pura. Pero ¡qué narices! El verdadero amor también tiene sexo. Queremos un buen Golgasmo.

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