Cantaba Carlos Gardel que veinte años no es nada. Lo serán sin ansiedad…
El problema de la ansiedad no está en la crisis que se desata cuando surge el pánico. Lo terrible es que, quienes la padecen, se pasan todo el día preocupados por si llega el temido ataque de nervios. En realidad, esa espera tan angustiosa es la ansiedad. Dicha inquietud transforma un brote, más o menos casual, en un trastorno que se queda a sufrir con nosotros. La ansiedad nos prepara para hacer frente a las amenazas que nos asedian cada día. Para ello, nuestro organismo libera unas hormonas -el cortisol y la adrenalina- que nos activan. Pero si estamos todo el día en tensión, por si pasa algo malo, caeremos derrotados por nosotros mismos. Unos elevados niveles de estas hormonas del estrés nos causarán más daño que el que pretendían evitar manteniéndonos en guardia permanente. Viene esto a cuento porque la salud del zaragocismo depende de que ustedes y yo vivamos lo suficiente como para ver a nuestro equipo en Primera. Cantaba Carlos Gardel que veinte años no es nada. Lo serían sin ansiedad… Los seguidores blanquillos llevamos cantando las diez de últimas -temporadas-, pero siempre nos quitan el triunfo. Los aficionados somos de guiñote y los demás se mueven entre los órdagos urbanísticos y las timbas de póker profesional.