
Pablo Díaz Stalla

REAL ZARAGOZA 1998-2004. CAMPEÓN COPAS DEL REY 01,04
LA ÚLTIMA MISIÓN
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Podía suceder (los 40 minutos finales), pero no debe volver a ocurrir
Cuando eres un futbolista profesional, siempre te estás jugando algo; aunque desde fuera pueda parecer que ya está todo hecho y sólo queda esperar que llegue la próxima temporada. El Real Zaragoza, en estas cuatro jornadas que todavía quedan, no puede estropear la imagen de equipo competitivo que -con tanto esfuerzo- se ha labrado durante todos estos meses y que ya sirvió para escapar del fantasma del descenso durante el mes de febrero. No es fácil gestionar anímicamente cuando te quedas sin objetivos y te sientes a salvo de peligros; aún más si el líder -después de competirle con cierta entereza durante la primera mitad- se te adelanta con un gol afortunado y con otro desgraciado tras el descanso. Podía suceder, pero no debe volver a ocurrir. Quedan cuatro encuentros y se han de competir al máximo: por el escudo, por la afición y por la competición. JIM ya ha mandado un mensaje claro con el recambio de Borja Sainz en el minuto 78, cuando el extremo había entrado al descanso. No fue una situación habitual y le tocó a Borja -según JIM, por cuestiones tácticas-; pero pudo ser cualquier otro, porque no daba la sensación de estar desentonando más que el resto.
Un careo meritorio hasta el descanso y el factor Stoihkov
JIM presentó en Ipurúa una alineación que buscaba un mayor equilibrio defensivo y evitar la temida desconexión: se consiguió hasta el descanso. Durante la primera parte, pese a que muchos lo hayan obvuiado, el Real Zaragoza estuvo dentro del partido, compitiéndole al líder e intentando discutir la posesión -con muchas dificultades, eso sí- para crear peligro en el área rival. Y si lo hizo, se debió -principalmente- a una nueva gran actuación bajo palos de Cristian y a un par de goles bien anulados al Eibar. El técnico situó a Petrovic junto a Zapater en el doble pivote -4231-, flexible al -4141- cuando uno de ellos saltaba a la presión de la salida de balón rival y se ubicaba a la altura de Eugeni, con la tranquilidad de saber que el otro pivote va a estar bien situado en todo momento. También insistió con Francés de lateral derecho, con la intención de contrarrestar el juego ofensivo del pichichi Stoichkov, quien siempre arranca desde banda izquierda. El plan estaba saliendo moderadamente bien hasta que el balón le golpeó en la espalda al delantero gaditano -de apodo búlgaro-, cuando intentaba apartarse ante un disparo inofensivo de Expósito… y el rechace se convirtió en el primer gol del Éibar, nada más arrancar el segundo acto. Ya se sabe que cuando un delantero está en racha, marca hasta de rebote.

La comunicación es básica en la vida… de una buena defensa
Si recuperamos la perspectiva de lo que suponía el compromiso, el resultado final entraba en la lógica futbolística, por más que siempre resulte doloroso que pierda nuestro equipo. Se enfrentaban dos conjuntos que, a día de hoy, representan dos realidades casi opuestas. El Eibar es una plantilla muy competitiva, diseñada para el ascenso directo y al que pocas cosas desvían de su objetivo. Pese a que un par de sus defensas se lesionen durante la primera parte, tienen tanta confianza en ellos mismos que se mantienen enteros, sin desesperarse. Saben que su oportunidad llegará, aunque sea con fortuna en ambos goles: el primero ya comentado y el segundo tras una muy buena acción defensiva de Chavarría, que se acabó contaminando en un desgraciado tanto en propia por su falta de comunicación con Lluis López. Ahí terminó anticipadamente el encuentro, Cristian se agigantó como la gran figura zaragocista y el conjunto vasco pareció levantar algo el pie del acelerador en la media hora final para no desangrar innecesariamente a su rival.
Convertir la tranquilidad en energía renovable
Quizá no debamos olvidar que ésta ha sido una temporada marcada por los constantes inconvenientes, desde un proceso de venta interminable que afectó a la mejor composición de la plantilla en verano y no favoreció el ambiente externo mediada la misma. Además, en los últimos meses, los continuos contratiempos que ha sufrido la plantilla -lesiones, sanciones, problemas médicos…- ha impedido a JIM insistir en un once tipo que parecía haber encontrado tras el mercado de invierno y, por extensión, también ha influido en su capacidad de maniobra en las sustituciones durante el partido. El técnico, dicho sea a su favor, nunca ha utilizado estas contrariedades como excusa para afrontar un partido o explicar un resultado. Es la mejor manera de trasmitir confianza en los jugadores y de ayudar a que todos nos centremos en los que están en el campo. Insisto, no podemos abandonarnos en este último mes. La imagen final de la temporada es más importante de lo que en principio pueda parecer. Que la tranquilidad que dio haber conseguido la salvación con tiempo no se convierta en el problema y la transformemos en energía renovable. Siempre te estás jugando algo, aun cuando parece que ya no hay nada en juego.
