Pablo Díaz Stalla
REAL ZARAGOZA 98-04. CAMPEÓN Copas del Rey 01, 04
LA ROMAREDA Y EL ARTE DE PRIORIZAR
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La Cruz Roja cambia la bandera en nuestra playa: de amarilla a roja
Si fuéramos un centro de Cruz Roja en cualquier playa de nuestro país, estaríamos recogiendo la bandera amarilla, que ha presidido casi toda la temporada del Real Zaragoza, y elevando con urgencia el trapo rojo a lo alto del mástil. Hemos pasado, con el inicio de 2022 y de manera creciente, de una cautela expectante a una preocupación ya imposible de disimular. Podemos decir que estábamos yendo y ya hemos llegado. Hemos llegado al punto en el que el futuro se oscurece y que sólo nos salvará tener más claro que nunca el único objetivo a día de hoy: evitar las cuatro últimas posiciones de la clasificación. Cuanto antes aceptemos todos dónde estamos y lo que ahora mismo somos -el quinto peor equipo de Segunda-, antes podremos encontrar soluciones que eviten un mal deportivo -y general- mayor…
Me sumo al actual lema LEONSEPIA: ganar, salvarse y vender
Hace semanas que no sólo nos inquieta la impotencia del equipo para conquistar victorias, tan necesarias para recorrer con tranquilidad el camino empedrado de la liga Smartbank. El ensordecedor ruido de este último mes, por un posible cambio de propiedad en el club, mientras el equipo no detiene su caída en la clasificación, se está convirtiendo en un culebrón, que no justifica el pobre rendimiento deportivo, pero está lejos de ayudar a reconducir el mismo. Hace ya días que mis compañeros de LEONSEPIA lo proclaman: ganar, salvarse y vender. Estoy totalmente de acuerdo: ése es el único orden feliz posible y estamos en un cruce de caminos decisivo, donde es básico que prioricemos correctamente. Si algo tengo claro es que La Romareda lo va a hacer y que la afición del Real Zaragoza, que siempre ha estado y que siempre estará cuando su equipo lo necesite, volverá a ser clave para conseguir una permanencia vital, en el sentido más amplio del término.
Varios aspectos positivos, que todavía se muestran insuficientes
En Leganés, el conjunto aragonés volvió a firmar un inicio esperanzador, creando más sensación de peligro que peligro real, pero llevando la iniciativa del juego y transmitiendo varios aspectos positivos. De entre todos, destacaría el regreso de Narváez, como protagonista de muchas acciones ofensivas, después de varios meses de cierta transparencia; la presencia en el juego y la ejecución de la estrategia de Eugeni, y las incorporaciones continuas de Chavarría por banda izquierda. Pero repetimos debilidades de anteriores encuentros, que nos impiden ganar el partido: la falta de pegada, especialmente. Ya no sólo lo que cuesta marcar gol, sino incluso crear peligro: porque los remates no son certeros, o por fallar una acción técnica tan importante como el control dentro del área. En resumen, cuando dominas, no logras rentabilizarlo con goles; después el rival pasa a dominarte y él sí crea peligro real. En ocasiones, como el pasado viernes, su peligro puede ser más demérito defensivo propio que acierto ajeno: primero llegas tarde a tapar un buen disparo y luego defiendes, en el minuto 75, como si estuvieras ya en el descuento… Nunca se puede dar la impresión de equipo caído, por dura que esté siendo la mala racha e interminable que parezca. A partir de la media hora de juego, y sobre todo en la segunda parte, tras los cambios introducidos por Mehdi Nafti, el Real Zaragoza estuvo prácticamente a merced del Leganés y, salvo alguna acción aislada, no fue capaz de transmitir una sensación de reacción, ni de sentirse cerca de conseguir algo positivo. El gol final de rasmia de Azón apenas sirvió para maquillar el resultado.
La canción de Ilegales que me servía antes de los partidos
Es urgente la reacción. Y tiene que ser ya mismo, no se puede esperar ni una jornada más. Para ello es primordial la recuperación de los jugadores, sobre todo a nivel anímico, porque no se les puede achacar falta de ganas, ni de escatimar esfuerzos. No puede ser que el equipo muestre casi siempre dos caras tan diferenciadas en un mismo partido. Y ello es responsabilidad también del cuerpo técnico, que debe dotar al equipo de los mecanismos necesarios para que se pueda adaptar a las diferentes situaciones que se dan durante un encuentro: cambios de jugadores, o de sistemas en el rival. Yo me ayudaba de la música para motivarme cuando íbamos a jugar. Y esta parte de la letra de una canción de Ilegales siempre fue una de mis favoritas: ¨Levántate y lucha, esta es tu pelea; levántate y lucha, no voy a luchar por ti¨. Va dirigida al equipo, claro, y a todo el zaragocismo. Llegar a los 50 puntos es nuestra pelea colectiva de aquí al final de temporada. Hemos de conseguirlo entre todos, uniéndonos más que nunca. Estoy seguro de que lo vamos a hacer. La vida de un histórico de 90 años depende de ello.
Dice Pablo que cambia el color de la bandera de la playa, y suena como el pronóstico del meteorólogo cuando anuncia el tamaño de una próxima marejada en el cantábrico mientras estamos en el barco ejerciendo nuestro oficio de pescadores. Y se mete en el papel del capitán, que pone en orden sus ideas y remarca prioridades:
“Lo primero ponerse los chalecos salvavidas, comprobación de coordenadas, revisión de mástiles y recuento de provisiones para, seguidamente, elegir la mejor opción entre dos: volver seguros a casa, pero días más tarde y vacíos de peces por rodear la tormenta o, por el contrario, afrontarla como camino más recto para volver antes y con la bodega llena. Valorando por el camino la capacidad de los marineros, pues los hay desde los que aún se marean, y la posible reacción esperable tanto de la lonja como del patrón una vez llegados a puerto…”
Para concentrarse se coloca unos cascos en los oídos, y suenan Los Ilegales…” Tiempos nuevos, tiempos salvajes… Toma un arma, eso te salvará…” ¿Una bengala? ¿Pedir ya rescate a la Seguridad de la Marina Mercante?… ¿y si hago el ridículo?
Se quita los cascos, cierra los ojos y acude al archivo de su memoria. Eran los pilares de 1989 en Zaragoza… Tocaban Los Ilegales en el Pabellón Francés (poco antes de ser derribado) de la antigua Feria de Muestras… El gran Joaquín Carbonell había entrevistado para el circuito de TVE-Aragón a Jorge “Ilegal” antes del concierto nocturno, comentándole que al día siguiente jugaban el Real Zaragoza y el Sporting al lado, en La Romareda, y Jorge estuvo comedido esta vez en el comentario, puesto que se limitó a murmurar esas sus habituales frases sin sentido que vienen a resumir aquello de que “le importaba un huevo”…
¡Qué gran concierto! Ya sabías a lo que ibas: a pasarlo bien. Sonaron todas: Mamoncete, Destruye… y Jorge seguía bebiendo de una botella entre canciones. De repente, a mitad del concierto, se dirige al público botella ya medio vacía en mano y espeta: “El vino es bueno pal cerebro… y pa la polla”, ante el regocijo del personal.
Se busca capitán…
Cada día estás más cerca de una sección propia en LEONSEPIA, amigo Rubial!
ABRAZO GIGANTE
Bah… como diría Conchito, el padre de Mari Ramona, «no tenís perras suficientes, quiós»…
Ah, y sin insultar, ¿eh?
Gigante tú.
Jajaja
Ya lo puedes jurar…
ABRAZO