GRACIAS POR VENIR

ALFONSO REYES @futbolgrafo

GRACIAS POR VENIR

Jorge Mas, máximo accionista y presidente del Real Zaragoza desde el pasado mes de mayo, acudió por segunda ocasión al palco de La Romareda -tras hacerlo en la segunda jornada de esta temporada, ante el Levante- y saludó con este simpático gesto a varios aficionados que le interpelaban unas filas más abajo. Ojalá la victoria y la energía ambiental vivida anoche en el estadio le permitan visitar en más ocasiones la capital aragonesa y, sobre todo, dedicarle tanta urgencia como al nuevo estadio a la definición de una estructura deportiva acorde con lo que debería ser un club de fútbol profesional.

El Real Zaragoza estrena su quinta semana sin director deportivo. Un anacronismo impropio de este deporte -desde mediados del siglo pasado- y que no deberían permitir quienes han inyectado más de 25 millones en la todavía enferma economía del club. Apenas unos metros a un lado del presidente Mas, encontramos a Martín González -ahora en la Sociedad Deportiva Huesca- y que ha sido uno de los mejores activos que hemos tenido en ese departamento en esta última década, hasta que un nuevo antojo del ex consejero Iribarren lo sacó del club. Quizá debió intentarse su vuelta en verano y seguro que acertar con un perfil de su valía servirá para acelerar los plazos del anhelado regreso a Primera.

El fútbol siempre será impredecible: el equipo que tanto sufría para convertir sus ocasiones -y hasta para generarlas- noqueó en el primer asalto a uno de los púgiles con mejo guardia de todo el campeonato. Francho abrillantó el taco de billar de su bota derecha para encontrarle la tronera a la portería del Huesca y, de inmediato, correr hacia los aficionados del Fondo Sur besándose el escudo e iluminando la velada.

La hora previa al choque tomó todavía más temperatura cuando se supo que el anhelado Rebollo iba a ser el titular en detrimento de Ratón. La imagen resume la difícil primera hora que resistió el portero andaluz, con varios saques de esquina cerrados sobre su portería, que optó por despejar de puños. Salió airoso, fue creciendo con el partido y terminó dejando su arco a cero en uno de los estrenos más exigentes que podía imaginarse.

¿Dónde está Wally en esta imagen de la grada, celebrando el segundo gol de su equipo? Quizá no estuviera presente, aunque sí se aprecia a su primo avispa… Seguro que a quien no se encuentra en esta captura es a un solo aficionado falto de euforia. El dos a cero del Real Zaragoza, apenas al cuarto de hora de partido, incendió de gasolina feliz La Romareda y recuperó un vínculo poderosísimo con el equipo.

Francés regresaba como titular a La Romareda, por primera vez desde que Escribá se hiciera cargo del Real Zaragoza, y el central canterano mostró una versión muy mejorada respecto al resto de la temporada. Concentrado, intenso, ganador de duelos y el mejor escudo protector que Rebollo podía haber soñado para estrenarse en un duelo de tanta necesidad y de tanta carga emocional.

Mollejo firmó una actuación descomunal. Las corrió todas y ganó la mayoría. Fue un dolor de cabeza para los tres centrales oscenses y hasta para Timor -en la imagen-: si no se la llevaba de primeras, era más que probable que la terminara robando. Su segunda vuelta, quizá en banda cuando Azón se recupere de su lesión muscular, promete ser brillante y es muy probable que termine siendo uno de los jugadores más queridos por La Romareda esta temporada. Tiene todas las cualidades que deben exigírsele a un gran profesional.

Simeone, quien ya venía evidenciando síntomas de fatiga durante los últimos encuentros, recuperó el sábado noche casi todo el vértigo de su fútbol hasta que el cuerpo -a falta de un cuarto de hora para que concluyera el encuentro- le dijo que no iba más. Aquí lo vemos sentado, pidiendo la atención médica con su brazo derecho y, seguramente, evitando que su exprimida musculatura sufriera cualquier tipo de rotura.

Zapater, con el brazalete en primer plano y habiendo protagonizado un encuentro mayúsculo, podía haber sido secuestrado por su ego y pedirse un penalti que tenía sólo que ganar. Fallarlo no estropeaba nada y marcarlo quizá le supusiera ser -con la imagen de la celebración- el protagonista de las portadas del día siguiente. El capitán nunca ha estado preocupado por eso y aquí volvió a engrandecerse con el gesto -algo desapercibido- de dejárselo a Vada y premiar también su generoso esfuerzo defensivo en banda izquierda.

Final del partido. Victoria. Bandera al viento, la grada feliz. Rebollo arrodillado y con los puños cerrados, Gámez, Fuentes, Jair y algún zaragocista más, que no se distingue, fundidos en un abrazo triunfal; mientras Carrillo se aleja cabizbajo y derrotado. Podría servir de postal para felicitar la Navidad a algún león que las vaya a vivir lejos de casa. Necesitábamos una noche feliz. Vamos a por más. Gracias por venir.

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