la casa del pobre
Al Real Zaragoza apenas le dura cuatro días la alegría de Tenerife y La Romareda sube el volumen de su exigencia: cambio inmediato de entrenador y de director deportivo. Simeone tuvo el empate en el 86 y el Andorra anotó en ambos añadidos
Javi Hernández (@SepiaHdez)
Alfonso Reyes (@Futbolgrafo)
El Real Zaragoza alcanza el primer tercio de campeonato y lo hace con una proyección de puntos -48- que le dejaría por debajo de los cincuenta necesarios para asegurar la categoría; y con la aún más importante desazón de parecer incapaz de detectar sus propias fortalezas y armar un plan de juego que las potencie. Se repitió la alineación y el dibujo que gritó victoria en Tenerife, porque lo que funciona no se toca -dicen- o porque nos cegó el espejismo. Era difícil pensar que el volantazo táctico de Tenerife podía servir ante el Andorra. Quedaremos como unos ventajistas para quien sólo lea este párrafo y explicaremos el porqué de esta afirmación en los reservados para los abonados a leonsepia.com. Carcedo y Torrecilla están vistos para sentencia, falta saber cuánto tardará Sanllehí en bajarles su pulgar. La Romareda lo exige cada vez con más convicción y vehemencia. Aquí, en la casa del pobre, no hay quien viva.
Sería injusto decir que el Real Zaragoza se encontró el triunfo en el Heliodoro. No fue así, ni mucho menos. Es cierto que Cristian y la fortuna evitaron que los locales se adelantaran en el primer cuarto de hora, pero se supo manejar la ventaja a partir del primer gol de Vada y no vivió ningún sobresalto después del segundo. Victoria incontestable y un tesoro inesperado en la isla. Podíamos esperar un formato similar este viernes en Vitoria, porque la idea tuvo sus virtudes, pero no reunía tantas como para calcarlo -con los mismos once futbolistas, además- ante un Andorra que requiere que le llenes de minas el mediocampo y le amenaces los espacios a la espalda con atacantes rápidos.
No teníamos casi nada de lo primero y muy poco de los segundo. Volvió a vivirse el sinsentido de alinear a Petrovic, Grau y Molina para tener que unirlos con una imaginaria línea vertical… -central, mediocentro y segundo punta-, en lugar de con la lógica horizontal -si se dispusieran como un trivote por delante de la defensa- o de manera triangular -un pivote y dos interiores-. Petrovic, tras amagar los primeros cinco minutos -o menos- en formar un doble pivote con Grau, se instaló en el fondo de la cueva, entre Francés y Lluis López; mientras que Molina volvía a tener la incomprensible y algo ridícula misión de ayudar en la primera presión a Simeone.
No hay un sistema mejor que otro. Consiste en elegir el que mejor se adapte a las mejores características de tus mejores jugadores. Y si te faltan varios de ellos –Bermejo y Azón-, no insistir con una idea que aleja a varios de los elegidos de su posición natural y, además, les sitúa en zonas que exigen unas cualidades que ellos no tienen. Tú puedes jugar de manera reactiva contra el Andorra, poblando mejor el centro del campo que el centro de la defensa si no es mucho pedir, pero los tres o cuatro jugadores que tengan permiso para soltarse por delante tienen que atacar los espacios y ser poderosos a campo abierto. No pueden ser dos de ellos Manu Molina -quizá el futbolista más lento de toda la plantilla, a quien además pides que sea quien cierre en los córnes a favor que no saca- y Vada, porque te terminas asfixiando solo.
La insistencia casi enfermiza en Molina y Vada -héroe tres días antes y doce jornadas después- condiciona casi cualquier propuesta de juego que hagas y te condena a quedarte a mitad de camino en la que elijas. Da igual la combinación de compañeros que dispongas junto a ellos, te será casi imposible convertirte en un equipo de presión alta, tampoco serás fiable en el repliegue sin balón, ni tendrás los efectivos necesarios para hacer daño a la contra. Quizá sirvan como sociedad si te planteas dominar un partido a través de la posesión, pero apenas han conseguido imponerse a un mediocampo rival. No diremos aquí que no sean dos activos importantes en esta plantilla, pero no lo parecen tanto como para ser titulares todos los días. La Romareda hace ya algún partido que opina lo mismo.
Mollejo y, sobre todo, Simeone se las arreglaban para generar el peligro que el juego colectivo no era capaz de encontrar. El argentino fue un azote para los centrales visitantes durante la primera mitad y sólo su falta de claridad en la definición -en especial en un mano a mano dentro del área ante Lizoain- evitó que el Real Zaragoza se adelantara. Poco hay que reprocharle al autónomo al final del día, por poco acertado que haya estado, aunque su acción para el empate rozando el minuto 90 tuvo mucho de egoismo irresponsable. Del final hablaremos al final.
Del final de la primera mitad, al que se llegaba tras una muy buena parada de Lizoain tras mejor contraataque de Simeone, Vada y Mollejo, sí podemos hablar ya. Cuando ya se transitaba por el minuto 45 y nada hacia sospechar que al descanso no se llegase con empate sin goles en el marcador, a Vada le dio un ataque de artista e improvisó un taconazo sacando el balón cerca del área propia… Hay que perder la referencia de qué partido estas jugando y en qué minuto lo estás haciendo. Ninguna de las dos coordenadas, y mucho menos la zona del campo donde lo hiciste, invitaban a pensar que podía ser una buena idea. Pero así es Valentín. Guadianesco, discontinuo, desesperante: capaz de quitarte hoy lo que te dio ayer y de darte mañana lo que te acaba de quitar. Un futbolista de momentos que aquí, con Carcedo, lo juega todo. Manu Molina pudo enviar el balón a córner y, en ese saque de esquina, el Real Zaragoza -sin Jair, un partido más- sufrió un nuevo gol en contra a balón parado, para rociar de gasolina una Romareda muy disconforme con el planteamiento.
El Andorra apenas había hecho méritos para adelantarse en el marcador, le bastó con el desacierto local en la definición y con los desajustes tácticos ordenados por Carcedo. Además de los ya comentados, resultaban sorprendentes las excursiones de Francés desde el centro de la defensa. Pareció tener la orden de marcar al hombre al interior zurdo Moha y, por momentos, formaba un impensado doble pivote con Grau, llegando incluso a acompañar la presión de sus delanteros y comenzaando a defender por delante del pivote valenciano… ¿Qué sentido tiene que no juegue Jair para que Petrovic sea más central que Francés? ¿O que Francés haga más de mediocentro que Petrovic y que Molina? ¿O que Molina parezca un segundo punta estando Eugeni, Gueye y Puche en el banquillo?
Piensen en todo ello, y en que mientras insistamos con Molina y Vada como titulares estamos condenados al peor defecto que puedes tener en esta categoria -quedarte a medio camino de cualquier virtud principal-, cuando los análisis y debates de las próximas hora se centren en haber jugado con cinco defensas ante el Andorra en La Romareda. La gravedad del desorden va mucho más allá, por desgracia. Eugeni salió por el serbio al descanso, el Zaragoza pasó a un más natural 4231, retrasando Molina su posición. Hubo un amago de mejoría, Simeone incluso marcó un gol anulado por claro fuera de juego, pero faltaba algo más de pólvora arriba. Mollejo desapareció en la segunda mitad, conforme un ojo se le iba amoratando tras chocar con la cabeza de Pampín a la media hora de partido; y el Andorra, guiado por su preciso metrónomo Marc Aguado -ovacionado por La Romareda al ser sustituido-, pronto volvió a esconder la pelota a unos locales que perseguían sombras.
Carcedo hizo su habitual cambio múltiple mediada la segunda mitad. Francho y Zapater renovaron las piernas y la energía del doble pivote, mientras Gueye sentó a Vada, pasando Simeone a la izquierda. Quizá un Puche por Mollejo -terminó siendo el quinto cambio- podía ser más urgente que la entrada de Zapater por Grau, pero no le sacaremos punta a estas sustituciones con las que hemos vivido esta temporada… El senegalés perdió todo el crédito ganado en su notable hora contra el Villarreal, estando impreciso en cada acción y no siendo capaz de cabecear a puerta en el área pequeña un buen centro de Puche. Pese a ello, a él debió buscar Simeone en el minuto 86, cuando una muy buena salida de balón de Francho y una portentosa acción individual de Zapater habilitaron la desbocada entrada de Giuliano por el balcón izquierdo del área; es cierto que un buen golpeo enroscado con el interior de su bota derecha hubiera encontrado la red de Lizoain y que su partido merecía un gol, pero un sencillo pase horizontal a Gueye le hubiera encontrado en el segundo palo, listo para apenas empujar la pelota a portería vacía. El gol en el añadido del recién entrado Carlos Martínez apenas aportó a la historia, más allá de inflamar la desesperación del aficionado y ahondar en ese pantano anímico que vive quien habita la casa del pobre y la alegría apenas le dura cuatro días.
REAL ZARAGOZA: Cristian Álvarez; Larrazabal, Francés, Petrovic (Eugeni, 46), Lluís López, Fuentes; Jaume Grau (Francho, 68), Manu Molina (Zapater, 68), Vada (Gueye, 68), Mollejo (Puche, 82) y Giuliano Simeone.
ANDORRA: Raúl Lizoain; Pastor, Alende, Mika Marmol, Pampin; Molina, Marc Aguado (Jandro, 77), Moha (Almpanis, 64); Alti, Bakis (Carlos Martínez, 84) y Valera (Héctor, 64).
ÁRBITRO: Sánchez López (Comité Murciano). Amonestó a Bakis (min.11), a Francés (min. 34) y a Zapater (min.73).
GOLES: 0-1, min. 45+1: Bakis. 0-2, min. 90+1: Carlos Martínez.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la decimocuarta jornada de Liga, disputado en La Romareda. 28.834 espectadores

Es increíble el planteamiento de Carcedo, como bien dices es de locos ver a Petrovic como central y a Francés saliendo a marcar a Moha. Este entrenador cada día más demuestra la ineficacia de su propuesta y hace peores a sus jugadores. En fin, una lástima y se gana día a día su destitución con sus planteamientos y “mal uso” de los jugadores a su disposición
Ni pies ni cabeza, lo mejor es que para el entrenador, debe entender que funciona, hoy el partido ha sido cansino. En casa he dicho hoy perdemos, x la trayectoria del rival, (aquí la reina de la positividad) ves la alineación, ves como marea a los jugadores y ya sabes que los méritos por desgracia van a ser propios. Por el bien de todos esperemos que estemos a tiempo de reaccionar y que ya deje los experimentos aparte. Otra vez Gámez sentado, Jair, quitar a Grau. Esperando el regreso de Bermejo y Azon como el santo advenimiento y que se de un golpe y empiece a hacer las cosas con cabeza.. con la de todos los demás porque en la autopista el es el único que va contra dirección .Gran resumen de nuevo, Javi .. esperemos que la del viernes que viene sea tras victoria